La figura del niño como protagonista de videojuegos ha ido cambiando progresivamente según se desarrollaba el medio. De aquellos infantes de Wonder Boy o Paperboy hasta llegar a Inside o The Last Guardian, el niño ha ido dejando atrás su figura vinculante con el jugador para adquirir un carácter mucho más evocador. Oure vuelve a tirar de lo que ya se ha convertido en un tropo más para proponernos controlar a un niño que puede convertirse en dragón mientras recalca la no violencia de su aventura.
Alcanzar el concepto de “libertad” de Journey no es sencillo, pero no se puede decir que falten intentos. Oure va un poco por aquí, permitiéndonos volar como un dragón asiático por paisajes aparentemente infinitos por los que tendremos que seguir una serie de puntos determinados para llegar a nuestro destino. Conceptualmente es extraño, ya que ese basto cielo pide a gritos ser recorrido sin ningún tipo de restricción, pero antes de probarlo cuesta decir si se trata de una implementación correcta. La otra pata del proyecto se sustenta bajo la piel del niño, en este caso la niña, momento en el que tocará resolver puzles y avanzar en la historia.A nivel artístico no cabe duda de que Oure cumple con su propósito. Su banda sonora a base de instrumentos de cuerda se une a un diseño a base de colores cálidos y planos que crean una suerte de espacio seguro para el jugador. Ya hemos pasado por aquí, pero tampoco importa si el conjunto funciona. Falta por ver si la gente de Heavy Spectrum Limited ha sabido otorgar los suficientes elementos, tanto narrativos como mecánicos, para llevar a buen puerto su propuesta.
Oure se encuentra desde ya disponible para Windows en los lugares habituales a un precio aproximado de 20€.Página Oficial