Muchas veces no depende del tamaño del juego lo que luego te reconcoma por dentro. Este Looking up I see only a ceiling es uno de esos juegos sencillos en sus mecánicas pero con una historia compleja y oscura que es difícil de olvidar. Para poder hablar bien sobre él habrá spoilers, ¡disculpen!
Una vida de rutina
Para empezar, debo poner aquí un aviso grandote: este es un juego que a pesar de su corta duración toca temas sensibles, creando una atmosfera nada agradable. Dicho esto, Looking up I see only a ceiling, nos pone en la piel de una estudiante que lleva una vida cansada, rutinaria y en modo automático durante mucho tiempo. Viviremos un día de su monótona vida desde su punto de vista, los pasos que toma nada más levantarse y las acciones que lleva en su día a día: levantarse de la cama, (que ya es mucho), desayunar, lavarse los dientes… todo ello con acciones sencillas en nuestra pantalla. Coger, mirar, accionar. Al estilo clásico de un juego de verbos y de escenarios pequeños, pero con mucho que narrar.
Es como vivir en un bucle interminable e inescapable. Día tras día y noche tras noche con los mismos actos. El alfa y el omega de una vida monótona y sin que le vea sentido nuestra protagonista. Con horarios estrictos y calendarios llenos de anotaciones. Sin apenas descansar y con la ansiedad por las nubes. Pendiente de agendas, fechas de entrega, clases, exámenes… Trabajo que se acumula y que no tiene fin. Estrés, nervios, espirales de problemas que parecen no tener salida. Quizás, al llegar hasta aquí te has sentido un pelín identificado. Tranqui, yo también.
Noches de comer techo, mirando al infinito con mil cosas en la cabeza. Pensando que si esa vida tiene sentido o te quizás te has equivocado en tus decisiones. Insomnio. Pensando en las cosas que no te dejan dormir, muchas de ellas sin importancia (para nosotros sí que la tiene). No dormimos por esos pensamientos intrusivos que nos tienen estancados y sin avanzar. Problemas de los que hacemos un mundo y no vemos una solución.
Respira hondo, háblalo, desahógate, con amigos, familiares, profesionales.
La vida entre cuatro paredes
Nuestra protagonista es desordenada, se ha mudado hace meses y todavía no ha desempacado la mayoría de las cajas. No ve tiempo para hacerlo, tiene cosas y tareas más importantes que hacer. En su cocina tiene lo justo y necesario para alimentarse, limpiar, y no perder mucho tiempo. En su cuarto son más importantes los pósits, los millones de apuntes y libros, que tener la cama hecha, el dormitorio ventilado y el armario arreglado. Sus prioridades son otras y eso le está pasando factura a su salud.
Un buen día, antes de desayunar, ve algo raro en su casa. La ve diferente, no sabría explicar el qué pero hay algo que no está bien. O quizás sea ella la que no está bien… pero no le da demasiada importancia y se dispone a seguir, o, mejor dicho, a empezar su rutina.
Pero no puede. Un pasillo enorme lleno de libros, apuntes y calendarios no le dejan alcanzar la cocina. Es como si su estilo de vida no la dejara avanzar. Un pasillo sin fin que parece no llevar a ningún sitio, como sus problemas… Armándose de toda la fuerza posible, consigue alcanzar la puerta que cree que es la de la cocina. Pero nada de eso, en vez de en la cocina, da con una sala enorme, parecida a una biblioteca, con escritorios, libros y… un ser peculiar que se hace llamar “Calendar-Man”
Fechas importantes
Este personaje le enseña a nuestra protagonista que hay miles y miles de fechas relevantes, de las cuales es imposible que se acuerde de todas. Que lo verdaderamente significativo es enfrentarse día a día a uno mismo y al tiempo que parece estar siempre de nuestra contra y que no espera a nadie. Al principio puede sonar a pseudoterapia barata, pero en las dos horas y pico de la duración de este juego veremos cómo sus palabras son importantes para que nuestra protagonista se dé cuenta de que algo tiene que cambiar. Que no puede continuar así con su vida, dejando lo verdaderamente importante para luego: la salud.
El juego sí tiene presente una fecha importante, la noche anterior al día que estamos viviendo. ¿Qué ocurrió? ¿Qué le pasó a nuestra protagonista? Y lo más crucial, ¿Qué puede hacer para cambiar lo ocurrido? Si es que se puede. En esa noche el cuerpo y mente de nuestra protagonista colapsó, dijo “Ya no puedo más”. Casi se paró, para poder arrancar de nuevo. Como un reset, a una máquina, que puede salir muy bien o acabar muy mal y perderlo todo. Ese reset es un aviso de nuestro cuerpo. Las personas con ansiedad y estrés muy elevado experimentan cambios en su salud muy bruscos si no toman medidas: cambios físicos como perder fuerza, tener mucho apetito o perderlo por completo, reflujo, mareos, insomnio y hasta pérdida la noción del tiempo… Mens insana in corpore insano
Si no se hace algo para tratar esa ansiedad, el cuerpo explota literalmente. Y podría decirse que en este juego el que le da un aviso a la protagonista es el hombre del calendario. Un aviso de que debe cambiar su estilo de vida, tomarse las cosas con más calma, que lo importante es su salud y no si suspende un examen.
¿Acaso le estamos dando demasiada importancia a cosas que no deberían tenerla en absoluto?
Las complejidades del adulting
Cuando éramos niños la vida parecía más sencilla, lo teníamos casi todo resuelto, y los problemas nos parecían cosas de ficción. En la adolescencia con las hormonas alteradas la cosa cambia, las hostias y palos que se nos avecinan empiezan a asomar por la esquina. Y a la que asoman, podemos gestionarlas como buenamente podamos.En ocasiones no es sencillo, y esos problemillas (trabajo, estudios, familia, salud) en algunas personas se hacen un mundo. Y para gestionarlas necesitamos tiempo, ayuda y mucho apoyo de nuestro entorno.
El adulting como lo llaman ahora es la época de adultos en la que nos damos cuenta de que la vida tiene muchos altibajos, problemillas y complejidades. En esto hay gente que lo lleva bien, y otros (en los que me incluyo) que a veces hacemos una pelota de un problema que parece no tener solución. Take it easy: tómate las cosas con calma, quizás tú no le veas solución, pero un colega, un psicólogo, o un familiar sí, y te pueden ayudar. Guardarse las cosas no es bueno.
Looking up I see only a ceiling es un juego hiperbreve, pero que te cuenta mucho en su pocas pantallas y diálogos. Quizás habría agradecido un poco más profundidad en su historia. Porque bien es cierto que la historia y el porqué de la protagonista no termina de desarrollarse y en algunos puntos está agarrado con pinzas. El juego tiene un ritmo acelerado y que nos insta a actuar rápido, para alguien como yo que le gusta investigar los escenarios con calma y parándose en cada detalle y objeto, eso es un horror. Por suerte, al lograr el “final bueno”, se nos desbloqueará un nivel o nuevo modo en el que investigar la casa a gusto.
Es decir, sabemos que nuestra protagonista está mental y físicamente agotada. Su cuerpo le ha dicho basta y llegan el colapso y accidente que dan lugar a todo, pero nos dejan entrever que es ella la que ha decidido llegar hasta ahí, como algo inevitable hasta ese momento… una suerte de llamada de auxilio que en la soledad nadie escuchaba. Sea como fuere, es un juego que deja poso, que da lugar a la reflexión y a meditar sobre cómo los trastornos mentales siguen siendo un tabú a día de hoy.