Tras un mes de agosto en el que nos hemos tomado unas (¿merecidas?) vacaciones, volvemos a la rutina habitual con septiembre dando sus primeros pasos. Un mes jodido este, con cierta orientación a la melancolía y algún arrebato de ira al comprobar que los atascos siguen ahí y que tu jefe no ha cambiado demasiado durante el verano. Debido a esto, o quizás simplemente porque lo vi en su momento y me lo apunté con un explícito “de esto hay que hablar”, estoy aquí hoy escribiendo sobre Inmost, que viene desde Lituania y trae las dosis justas de belleza y melancolía que necesito para afrontar el día.
Un caballero que juró ante las fuerzas de la oscuridad. Una criatura que se alimenta de dolor. Un extraño buscando respuestas. Una historia interconectada de sufrimiento, sacrificio, y la joven en medio de todo esto.
Así definen el artista Alexey Testov y el programador Andriy Vinchkovskiy (a.k.a. Hidden Layer Games) su primer largo tras varios años dedicados a la experimentación con pequeños juegos en flash, HTML5 y desarrollo para móviles. Inmost es ante todo atmósfera, un precioso y oscuro mundo pixelado absolutamente evocador sobre el que planea un tinte trágico que me da que tiene mucho más de real que de fantástico.
La concepción de Inmost se inspira conceptualmente en clásicos de 8 y 16 bits, omitiendo cualquier scroll (excepto en momentos puntuales) mientras ofrece pantallas cerradas dentro de un entorno en los que resolver diferentes puzles. Esta concepción clásica también se ve representada en su uso del color, con una noche eterna en diferentes tonos de azul que encajan como un guante en ese extraño y gótico universo pixelado que denota un énfasis en el trabajo de las animaciones de todos los elementos que vemos en pantalla.
Por el momento no sabemos las plataformas sobre las que correrá Inmost ni su fecha de salida más allá de que está previsto para 2019. Me atrevería a asegurar que terminará saliendo en el cuarteto de moda (Windows, PS4, Xbox One y Nintendo Switch), pero lo que es seguro es que apunta a grande. Comenzamos septiembre con un fijo para el año que viene. Quizás la vuelta no vaya tan mal como pensaba.