No voy a negar que durante el tiempo que ha durado el desarrollo de ‘Max Payne 3‘ he tenido mis momentos de duda. El cambio en el personaje me gustaba, pero tenía la sensación de que era una manera de desviar la atención de lo realmente importante en esta saga. Tras este segundo tráiler he de reconocer que actitud impía se ha tornado en beata adoración hacia el personaje de Payne y su cara de eterna resaca.
El traslado de la urbe a las fabelas no sólo le ha sentado bien, sino que aporta la sensación de descontrol necesaria para que un tráiler como este funcione tan bien. El descenso a los infiernos del protagonista mezcla con acierto un aumento de la brutalidad hollywoodiensemente entendida, con la la imagen del mejor Bruce Willis sobrevolando cada plano donde Max parece estar más jodido que nunca.
El 18 de Mayo en sus pantallas
