No existe en la actualidad ninguna compañía que tenga en su poder un puñado de IPs exclusivas para su plataforma que aseguren que todos aquellos que nos interesamos por esto de los videojuegos volvamos la vista hacia ellas con cada nuevo desarrollo. El valor de Nintendo no se basa en su plataforma (de ahí que sean capaces de arriesgarse más que otras) sino en sus licencias, las cuales son tratadas con muchísimo más respeto que su hardware y veneradas por legiones de usuarios.
Zelda forma parte del imaginario colectivo como “el juego de aventuras por excelencia” por méritos propios. Sus pilares son la solidez de los cuentos clásicos mezclados con ese mágico momento que es el paso de la infancia a la adolescencia o de ésta a la madurez. El viaje que emprende Link en cada nueva aventura siempre es un viaje de conocimiento, un viaje hacia el crecimiento del personaje y por ende, para el jugador. Zelda nos recuerda que fuimos niños y tuvimos una espada de madera, una princesa por rescatar y muchos lugares sombríos por explorar.
Nos faltaba un Zelda “genuino” para Wii y aquí lo tenemos. The Legend of Zelda Skyward.