Dragon Commander: Estrategia y Jetpacks

Dragon Commander: Estrategia y Jetpacks 1

Hay muchos juegos que llevan Dragon en su nombre, pero muy pocos en los que este reptil fantástico sea el gran protagonista. El fallido Lair (fallido por lo que dicen, porque no he jugado un sólo minuto) supuso la prematura muerte de un bicho que podía haber dado mucho de sí, ¿acaso puede haber algo mejor que surcar los cielos a lomos de un lagarto con alas que escupe fuego? Quizá si, sobre todo si le añaden un jetpack.

Cualquier cosa con jetpack es mejor. Esto es así. El primer político que me llame perroflauta desde un jetpack tendrá mi voto asegurado de por vida. Lo que nunca esperaba ver es un dragón con este artilugio. Dragon Commander no sólo nos pone a los mandos de un dragón tuneado, sino que es capaz de mezclarlo con estrategia por turnos/tiempo real, gestión de recursos, gestión política y ligeros toques de rol.

Por lo que he podido deducir tras ver los vídeos y leer las primeras impresiones en RPS, Dragon Commander crece sobre una base parecida a la de la saga Total War, donde nos desplazaremos por un gran mapa conquistando y administrando territorios en escrupulosos y severos turnos. Durante los combates se nos dará paso a un escenario que controlaremos bajo las clásicas reglas de cualquier RTS, moviendo nuestras tropas e indicando los objetivos. La “novedad” es que podremos ponernos a los mandos de un dragón y participar en la batalla casi como un arcade, aunque mientras estemos a lomos de nuestra bestia escupe-fuego no podremos asignar órdenes al resto de unidades. Súmenle a eso la posibilidad de casarse con distintas damas, cada una con su personalidad, pasado y habilidades, la gestión política entre distintas razas y opciones tales como el crear su propia campaña multijugador y puede que sea el título de estrategia fantástica que estaban esperando para combatir el calor.

Larian Studios (Divine Divinity) tienen un interesante título entre manos al que quizá le juegue una mala pasada su precio (39.99€ en Steam), pero que parece tener el descaro suficiente como para ser una alternativa a las sagas consagradas.

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