¿Qué lleva a alguien a transitar por el peligroso mundo de los blogs de videojuegos? Y sobre todo, ¿qué hace que intente no ser amateur aún sin ser un profesional del sector y no viviendo de ello? Lo cierto es que no puedo hablar por los demás, pero sí que puedo hablar por mí. Pero para ello, y con el ánimo de rellenar más de un párrafo y justificar el artículo primero hay que explicar cómo llegué a esta santa casa llamada Nivel Oculto. Preparaos para un viaje lleno de emociones, alegría y drama, fantasía y la sonrisa de un niño al final.
Corría el mes de abril de 2010, y yo estaba muy aburrido en el trabajo. Francamente aburrido. Tanto que acabé por darme de alta en Facebook tras años abjurando de semejante herramienta del diablo (para hacer uso sólo durante la hora de la comida, CUIDADO). En mi búsqueda de ocio a través del ordenador de la oficina topé con Nosplay, una red social bonica orientada hacia los videojuegos. Permitía, entre otras cosas, añadirlos a la colección de uno, puntuarlos y hasta escribir crítica de ellos. Ya hay webs de videojuegos que permiten hacer eso, y durante una temporada yo transité una de ellas, pero harto del efecto hoygan y de gente a la que parece que le paguen por puntuar con un 10 y un 0 al mismo juego (dependiendo de la plataforma), decidí dar el salto. Como siempre he sido un puto maniático muy organizado, empecé a clasificar mis juegos, y a hacer memoria pensando en todo lo que había jugado desde pequeño. Una colosal tarea que no terminé, por cierto.
La cosa es que el aburrimiento me seguía comiendo, y como tenía la posibilidad de quedarme en mi mesita tras comer, me dije a mí mismo que quizá la hora de la comida se me pasara más rápido si escribía algo. Pero, ¿el qué? Entonces pensé en lo último a lo que había jugado, y me marqué un artículo sobre Kasumi, el personaje descargable de Mass Effect 2 (luego lo amplié y acabó siendo mi primera entrada en la web). Era corto y simplón, pero en su momento me satisfizo. Como me quedaban muchas horas de la comida por delante, seguí pensando en escribir, y acabé optando por uno de mis juegos favoritos de la historia del ser humano: Planescape – Torment (que acabó siendo mi segunda entrada en la web). Se juntó que Nosplay llevaba poco tiempo funcionando (por tanto, pocos artículos) y que a la gente debió gustarle, y acabó en la portada de la web. Gente muy sabia (Twinsen y zzzerotime) lo debió leer y me ofrecieron un sillón en Nivel Oculto. No conocía la web (nació a finales de febrero de ese mismo año), pero a poco que miré me encantó y acabé por embarcarme en la aventura.
¿Por qué? Básicamente me prometieron fama, riquezas y furcias, porque me gusta escribir y me gustan los videojuegos. Me apetecía probar, demostrarme a mí mismo que mi opinión podría valerle de algo a alguien, y revivir sensaciones vividas jugando, ya fuera a través de análisis o recordando antiguos juegos. En un principio colaboraba más con análisis esporádicos, pero fui enganchándome y a base de dar problemas gracias a mi nefasto conocimiento informático, aprendiendo a publicar noticias sin tener que llamar llorando a nadie.
Poco a poco, Nivel Oculto se convertía en un grandísimo hobby, pero también una responsabilidad. Había que dedicar horas a los artículos de opinión, seleccionar las noticias que nos parecían más interesantes, dejar publicaciones para el día siguiente escritas…todo ello compaginando el trabajo, actividades fuera de casa, vida propia, pareja…¡Y sólo pudiendo utilizar mis horas fuera del trabajo y la hora de la comida! A pesar de todo eso, cada vez le dedicaba más tiempo. Gracias a varios envíos de jamón serrano Navidul terminé por acceder a principios de 2011 (creo) a la administración de la web y me gané mi traje morado de pimp para no desentonar con los otros dos administradores. Entonces comprendí la cruz a la que llevaban expuestos desde hacía tiempo. Pesadillas logísticas, problemas con el servidor, sacrificios para que el ritmo de publicación fuera siempre similar, peleas para cambiar el aspecto de la web y volcar la información…
En pleno 2012 ya, con el cambio de algunos redactores (los que tenemos ahora son dioses y héroes), la consolidación de la web en visitas, creciendo en las redes sociales…seguimos sin tener acceso a videojuegos por parte de las compañías. Probablemente porque no nos hemos puesto a ello. Y es un tema gracioso, porque en algún blog que nunca volvió a actualizar metieron a esta web en el saco de “vendidos que escriben para que les regalen juegos”. Pero bueno, ¿Qué significa esto? Que además de requerirnos tiempo, Nivel Oculto nos ha ido suponiendo a todos un desembolso económico por el que quizá no pasaríamos tanto (especialmente en el tema de los análisis de algunos juegos de estreno o DLC’s). Y sin embargo, para mí, ha pasado a formar parte de mi vida diaria. Está ya más allá del hecho de que me guste escribir o me gusten los videojuegos, ha trascendido esa faceta y llega a un punto en el que no sabría explicar por qué sigo haciendo esto. Sólo sé que me encanta, y que adoro sentarme (cuando tengo un rato, y ahora tengo menos tiempo) y empezar un artículo de opinión, un análisis o simplemente cagarme en Resident Evil 6. Por el camino he aprendido observando a mis compañeros a escribir mejores análisis (los primeros fueron una puta mierda y tendían al alza) y a ir más allá en la crítica, a buscar cosas en los videojuegos que siempre han estado ahí, pero que muchos no hemos llegado a ver. Y a día de hoy sería incapaz de estar sin ello.
Así que a pesar del tiempo, de las noches a última hora dejando alguna actualización preparada, del ocasional gasto de dinero y del estar intentando sacar adelante Nivel Oculto, creo que compensa muchísimo. No sé cómo será la situación para el profesional y qué sentirá al respecto de su trabajo (al fin y al cabo, ni soy profesional, ni he estudiado Periodismo), pero sé que para mí es un placer haber encontrado este espacio y tener la enorme independencia que tenemos para profundizar en el enfoque que hemos querido darle a nuestro amor por los videojuegos. Vale la pena.