Devotion: Nostalgia de la mala

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Uno tiende a veces a olvidarse de la geopolítica cuando piensa en lugares como Taiwán, y lo cierto es que la mentalidad de sus habitantes no puede entenderse sin ella. La en su momento denominada isla de Formosa lleva un siglo XX de auténtica mierda, primero con su cesión a Japón por parte del gobierno Chino como parte de un tratado de paz y luego como refugio del Kuomintang, el gobierno chino en el exilio que perdió la guerra civil contra los comunistas. Que no es que se fueran como gobierno en el exilio a quedarse tranquilos allí, sino que mantuvieron el estado de guerra 42 años, la dictadura se alargó allí desde 1949 hasta 1991 y aún a día de hoy las amenazas por parte de la República Popular China de reincorporarles a lo bruto se suceden sin cesar. El tema de la represión ya lo trataba un juego como Detention, y sus responsables (Red Candle Games) avanzan veinte años en el tiempo para traernos Devotion.

Así pasamos de 1960 a 1980, a un apartamento lleno de nostalgia mal entendida en el que va a mezclarse la situación del país con la propia historia de la familia que lo habitó, religiosa hasta las trancas. No vamos a poder escapar del habitáculo sin explorar los votos formulados por cada uno de los miembros de la familia, sin comprender el alcance de su devoción.Como ven, hablamos de un videojuego de terror en primera persona, y aunque todo el mundo quisiera ir corriendo a P.T. a buscar referencias, yo prefiero acordarme del infravalorado Silent Hill: The Room, una suerte de remezcla moderna que añade el costumbrismo y los fetiches nostálgicos de la época (ojo a los juegos de mesa) y lo marida con la temática religiosa taiwanesa.

A mí estas cosas cada vez me cuestan más porque me he vuelto muy miedica, pero estoy seguro de que ustedes querrán catarlo. No tendrán que esperar mucho, sólo hasta el 13 de febrero.Página Oficial

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