Damnview: Built From Nothing es Edu Verz

Damnview-Built From Nothing

Estoy sentado entre Edu Verz y Juan de la Torre (Team Gotham). Edu tiene el mando en la mano y recorre las calles de Damnview: Built From Nothing mientras Juan me cuenta alguno de los pormenores del juego. Escucho mientras presto atención a lo que sucede en la pantalla y a pesar de que lo que veo es un barrio marginal en el que el personaje principal lo va a tener muy difícil para salir adelante, lo cierto es que siento alegría. El segundo “largo” de Brainwash Gang es como ver el interior de Edu Verz y a estas alturas sé que eso sólo puede ser bueno.

Conocí a Edu hace varios años en un Madrid Games Week, Gaming Experience… en IFEMA. Me lo presentó Jorge Augusto, quién le ayudaba en las labores de programación de One Eyed Justice, un título online en el que encarnábamos al miembro de un jurado que tenía que decidir sobre la culpabilidad o inocencia de un acusado. Me enseñaron el juego rápido, desde un portátil en medio de todo el ruido de la feria. Incluso así se podía ver que ahí había algo. El conjunto era un derroche de personalidad, con sus animales antropomorfos en una pantalla estática que invitaba a la lectura, pero sobre todo al debate, un debate entre el resto de jugadores que encarnaban a los miembros del jurado y que tenían que sacar adelante un veredicto: inocente o culpable. Tras esto me puse a examinar todo su trabajo anterior y por supuesto a seguir cualquier cosa que saliera de esa cabeza que nunca creo haber visto sin su gorra, para comprobar que da igual si se trata de encarnar al miembro de un jurado, a un trabajador en una empresa de zapatillas tercermundista o a un soldado. Verz siempre termina preguntándonos si somos inocentes o culpables.

“Puedes ser lo que quieras. Puedes permanecer en tu trabajo de mierda e intentar sobrevivir. Puedes sacarte una pasta extra vendiendo drogas al salir de trabajar. Puedes hacer carrera política. No hay más objetivo que el que tú te marques… y sobrevivir, claro”. En ese “sobrevivir” es donde se encuentra la clave diferenciadora de Damnview: Built From Nothing. El título nos da completa libertad, pero nos recuerda las consecuencias de esta. Pueden ser unas consecuencias naturales o impuestas por cómo funciona la ciudad, es decir, por cómo funciona la vida en occidente. “Tienes una barra de estamina que se gasta con cada cosa que haces. Si trabajas todo el día en la lavandería y luego te vas a trapichear por ahí hasta altas horas de la noche ganarás dinero, pero al día siguiente estarás hecho mierda. Esto influye en las acciones que realizas dentro de la lavandería (minijuegos), como poner el lavado correcto dependiendo del tipo de tejido o devolver bien el cambio”. Les pregunto qué ocurre si optas por llevar una vida completa al margen de la ley. “Puedes hacerlo. Puedes dedicarte a la venta de drogas, a apostar en peleas callejeras. Puedes pasar de ser una mula a llevar el control de un pequeño imperio, pero has de tener cuidado. Cualquier despiste puede suponer una paliza, lo cual suponen gastos médicos, y la policía siempre estará al acecho, por lo que cualquier error estúpido, como por ejemplo no pararte correctamente en un semáforo, puede suponer que acabes en la cárcel. Lo bueno es que la cárcel también es un juego en sí”.

Sobre toda la charla sobrevuela el choque entre la libertad individual y las estrictas reglas de una sociedad que exige un esfuerzo casi inasumible si tienes la mala suerte de no pertenecer a la clase alta.

“Acceder a mejores trabajos exigirá cierta titulación que tendrás que conseguir estudiando. Estudiar cuesta dinero y tiempo, algo que no te sobra si trabajas únicamente en la lavandería”. Esto suena interesante porque presenta una de las falacias más perversas del capitalismo, que es aquella que nos hace creer que con esfuerzo podemos alcanzar la meta que deseamos. Por el camino esa frase omite indicar que sin el apoyo social necesario, la única manera de sobrevivir mientras luchamos por alcanzar nuestro objetivo seguramente sea ilegal. “En cualquier caso da igual lo que hagas, no podrás llegar a ser ciertas cosas por mucho que lo intentes”. Nuevamente un techo de cristal. Nuevamente un reflejo de lo que somos que nos pone un espejo ante la pantalla para preguntarnos si nos consideramos inocentes o culpables de que esto sea así.

Mientras Edu sigue dando vueltas en un coche pregunto en qué año y ciudad se desarrolla el juego. “El año no está claro, finales de los 80 y principios de los 90. Antes de los móviles. Los móviles lo joden todo (a nivel de mecánicas). La ciudad… bueno, nuestra idea al principio era que tuviera el espíritu del cine quinqui español de principios de los 80, pero fuera de España no sabíamos si se iba a entender”. Ante el ambiente marginal que veo en pantalla pregunto por el mapa. “Esto es una pequeña parte del mapa. La ciudad consta de varias zonas, con un barrio residencial, una zona de tiendas, otra de negocios, la cárcel, el cementerio…”, y tras esto me enseñan un esquema del mapa actual, del que imagino que no puedo hablar, pero que confirma que ni mucho menos se estaban tirando a la piscina.

Los 45 minutos previsto para este encuentro se acaban. La imagen del mapa me ha hecho darme cuenta de la envergadura del proyecto y lo cierto es que no puedo evitar cierto temor. Lo que Brainwash Gang tiene entre manos es algo muy ambicioso que además requiere caminar por una cuerda floja no demasiado tensa si quieren que el jugador logre experimentar lo que pretenden. “Saldrá seguro en 2019”, me aseguran. Poco más de un año para llevar a cabo todo esto se me antoja poco, pero hay bastante confianza en sus palabras. Me voy ilusionado. El día no había empezado bien y he de reconocer que lo que he visto me ha cambiado el humor. Brainwash Gang apunta a ser uno de los títulos referentes del desarrollo español, algo que por cierto me hace especial ilusión.

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