Si vas a leer este texto esperando un exhaustivo y concienzudo análisis de Bioshock 2 puedes dejar de leer ahora mismo. Hay todo un mundo allá afuera e incluso es posible que la chica que te gusta haya decidido darte una oportunidad. Lo que leerás en las siguientes líneas puede que no tenga absolutamente nada que ver con tu visión del título de 2K Marin, incluso puede que ni siquiera tenga nada que ver con la realidad. Lo que viene después del salto no es un análisis de sobre la secuela de Bioshock… …es Bioshock. Vuelvo a Rapture. En mi vida han pasado dos años, en Rapture diez. La ciudad ha sucumbido por completo a la locura. Ya no queda rastro de humanidad, el Adam, el ansia de poder, de perfeccionamiento, las luchas internas, la religión, el dinero. En pocas, palabras el ser humano. La utopía de Rapture ideada por Andrew Ryan ha quedado completamente enterrada bajo todos y cada uno de los pecados capitales inherentes a nuestra naturaleza. Rapture se ha destruido para siempre. Pero estoy aquí, otra vez. Caminar por Rapture es caminar por dentro de la enferma mente de Ryan. Podemos contemplar su sueño, lo que en su mente creyó que sería el paraíso neoliberal por excelencia. Una ciudad sin reglas, una ciudad sin dios. Pero todos necesitamos creer en algo. Rapture destruyó a Dios, pero no del todo, lo cambió por el Adam. Su propio vellocino de oro, la ambrosía que convertiría a los mortales en dioses, moldeando su genética a su antojo. Construyendo un Olimpo acuático, un Olimpo desde el cual ni Dios ni los hombres podrían observarlos, una nueva sociedad. Un nuevo comienzo. Como no podía ser de otra manera ahora ya no soy un desconocido que acaba de llegar, formo parte de ellos. Formar parte de Rapture era solo cuestión de tiempo, y ahora soy uno de sus máximos exponentes. Soy un Big Daddy. Poco importa saber como me he convertido en esto, aunque soy consciente de que tarde o temprano lo descubriré. Rapture me recogió y ahora me exige un sacrificio. Para asegurarse de que lo cumplo, de que no me escapo, me ha unido a alguien de manera especial. Estamos conectados, ambos formamos parte el uno del otro y en mi interior se que debo protegerla. Su nombre es Eleanor. Estamos conectados de una manera mucho mas profunda de lo que imaginaba. Puede hablarme telepáticamente y puedo sentir su pesar. Ahora tengo un objetivo. Para llevarlo a cabo tengo que que sacrificar mi yo. Perder cualquier rastro de mi y entregarme a Rapture. Entregarme por completo al nuevo Dios. He de llenar mi cuerpo de plásmidos, de Adam, pasar de humano a deidad. De mis manos saldrá fuego, hielo o nubes de insectos. Controlaré la gravedad a mi antojo, haré volar a mis enemigos solo con un gesto de mi mano. Mi cuerpo, cubierto con este traje, es casi impenetrable. Mi fuerza ha aumentado. En mi brazo derecho llevo una trituradora con la que puedo destrozar a mis enemigos. Pero necesitaré mas armas. Ametralladoras, escopetas, arpones, pistolas, lanza-tuercas…cualquier cosa con la que pueda defenderme de las enloquecidas gentes de esta ciudad en ruinas. Tras tanto tiempo, Rapture ha cambiado. Es una ciudad moribunda, llena de grietas. Cualquier atisbo de un pasado esplendoroso parece ahora una broma de mal gusto. La voz de Ryan, con su eterno discurso keynesiano es como un sermón anticuado. Palabras vacías en las que ya nadie cree. Sus ciudadanos, al igual que Rapture también están agrietados. El Adam ha consumido su cerebro, al igual que el agua que consume Rapture corroe las entrañas del sueño de Ryan. Ambos se agarran con fuerza a su pasado, conservando (unos) sus vestidos de gala y sus joyas mimetizadas con su propio cuerpo corrompido, y otra (Rapture) luciendo imponente las pocas salas que guardan sus años de gloria. Ambos enajenados de Adam, de recuerdos, de grandeza, de odio, de mentira. Las recolectoras ahora forman parte de mi existencia, como yo formo parte de la suya. Me siento atraído hacia ellas y siento que debo defenderlas aunque su imagen y cometido me repugnen. Por otra parte necesito su Adam si quiero sobrevivir aquí. Podría matarlas con mis manos y apropiarme de él, o puedo ayudarlas a recolectar. Eso supondría enfrentarme a decenas de enemigos mientras ellas recogen el Adam de los cuerpos muertos. Además me obligará a recorrer todo Rapture, buscando esos cuerpos, y eso me pondrá en peligro. Ya veré lo que hago, pero no dejo de pensar que soy como ellas. Una creación única de Rapture. El recorrido hasta Eleanor no está siendo fácil. Aunque mi cuerpo ahora es fuerte y el Adam me vuelve poderoso, hay muchos splicers completamente desquiciados rondando por la ciudad. No dudan en atacarme en cuanto me ven y nunca tengo suficiente munición. Esto me obliga a entrar en todas las habitaciones que encuentro, rebusco en todos los cajones, miro detrás de cada rincón en busca de cualquier cosa que pueda ayudarme a defenderme. Hay cientos de recuerdos tirados por la ciudad. Grabaciones, carteles, mensajes. Todos los habitantes parecen haber dejado sus motivaciones para que alguien las encuentre. Para que yo las encuentre. Todos querían justificarse por si algún día los hombres y el Olimpo encontraban Rapture. Todo el mundo justifica sus actuaciones con palabras vacías. Libertad, mejora, prohombre…Todos los falsos testimonios, las falsas acusaciones y las falsas confesiones. Soy el cura y psicólogo de Rapture. El mejor amigo de todos. Aquél a quien le cuentan las confidencias, los anhelos y toda aquella sarta de mentiras en las que han convertido su vida. Hasta para convertirse en Dios hay que justificarse ante otros. Me pregunto si Jesús pidió perdón por ser hijo de quien era. Por hacer lo que iba a hacer. Augustus Sinclair me está ayudando. Soy consciente de que ahora soy su títere, pero siento que en cierta manera me respeta. Aunque también se que le doy lástima. El fue uno de los máximos exponentes de la tecnología creada en esta urbe, pero ha descubierto la mentira del sueño y me necesita para escapar. No se si debo fiarme de él, pero de momento no puedo hacer otra cosa. Represento el fracaso de Rapture, pero también puedo representar su redención. Además ellas están ahí. Oigo sus cuchillas chocando contra las paredes muertas de Rapture. Big Sisters. Rápidas, fuertes, evolucionadas. A su lado, mi cuerpo es aún mas tosco, mas desfasado. A su lado no soy la última tecnología en la defensa de las Little Sisters, solo soy un elemento antiguo. Algo que se puede eliminar. No soy necesario aquí. Todos lo saben. Yo lo sé. Pero ella me necesita. El único sitio en el que puedo estar seguro es en el fondo del mar, a veces tengo que salir para poder acceder a lugares que de otra manera me sería imposible. Allí me doy cuenta de lo poco que le preocupa a la naturaleza nuestra presencia. Rapture, yo, Ryan… no somos mas que minúsculos granos de un enorme reloj de arena. Iguales al resto y fácilmente reemplazables. No estaremos aquí para siempre, pero ellos sí. Mirarán como Rapture cae pedazo a pedazo. No cambiará nada. Ese es nuestro pecado. No conseguimos cambiar nada. No lo hicimos mejor que otros. Rapture se despedaza, y yo con ella. Me desquebrajo y pierdo la consciencia. No me queda mucho. Solo puedo pasear por esta ciudad muerta, por esta distopía que se oxida al igual que mi armadura. La música sigue sonando, el baile está preparado, los invitados tienen puestos sus trajes de gala. Rapture celebra su caída y somos sus invitados.