Análisis: The Misadventures of P.B. Winterbottom

Análisis: The Misadventures of P.B. Winterbottom 2

The misadventures of PB Winterbottom es un juego que combina plataformas y control del tiempo en el que deberemos acompañar a Percy Winterbottom en su afán de comerse todas las tartas de la ciudad. Para ello deberemos controlar a nuestro personaje, el tiempo y en algunos casos utilizar una serie de portales.

Plataformas, control del tiempo, tartas, algún portal de vez en cuando… dicho así suena a Portal + Braid, lo cual son palabras mayores. Ahora bien ¿Llegará al nivel de calidad de la obra de Jonathan Blow y los chicos de Valve? ¿Estoy haciendo comparaciones exageradas? ¿Conseguirá el bueno de Percy salvar a la princesa todas las tartas? ¿Hará dieta Gave Newell? ¿Podrá Batman librarse de las fauces del tiburón con su Bat-spray-repelente-para-tiburones?

La respuesta a estas preguntas las podréis encontrar en este mismo Bat-momento.
En este mismo Bat-blog.
Unas pocas Bat-lineas más abajo.

Las Desventuras de PB Winterbottom” dicho en la lengua de Cervantes (el del Quijote y el del Soul Calibur) es un título creado por The Odd Gentlemen en el que el protagonista deberá conseguir todos los pasteles de Pastelburgo, la ciudad donde vive. Tal es su obsesión por el dulce, que sueña con los pasteles habidos y por haber, los que no les pudo hincar el diente y los que aún están por devorar. Aparentemente de ese anhelo, aparece un pastel mágico con la capacidad de desbaratar el tiempo. Como es evidente, no podremos evitar la tentación de zampárnoslo y ahí tendremos el drama servido. El tiempo se vuelve cíclico y la misma hora se repite constantemente. Para solucionar este embrollo, debemos recoger todas las tartas que hay a lo largo de 75 niveles, porque aparentemente comer pasteles es bueno para revertir cualquier ruptura en el flujo temporal.

Probablemente estéis pensando que os tomo el pelo, pero nada más lejos de la verdad. Os he explicado el argumento, aunque nunca he dicho que este fuera lógico o satisfactorio. Desde luego, dudo que esta teoría la tengan en cuenta en las facultades de física, pero una de las virtudes de Winterbottom es no tomarse en serio en ningún momento, algo aún más evidente si tenemos en cuenta que su protagonista es un tipo bajito, medio calvo, rechoncho, bigotudo y en líneas generales bastante feo cuyo plan malvado es, como ya he dicho, robar pasteles.

Estéticamente el juego tiene personalidad propia, con ese aire a película de los primeros años del cine con una presencia del blanco y negro del 99% del tiempo, con sus carteles de subtítulo al principio de cada nivel y con una alegre y notable banda sonora que amenizará todo el rato que estemos jugando. En el aspecto artístico, Winterbottom no tiene absolutamente nada reprochable. Que os guste o no ese tipo de estética ya es cosa de cada uno.

El objetivo en cada nivel será tocar todas las tartas del mapa con la ayuda de clones. Dichos clones se consiguen con un botón de grabado que nos permitirá hacer copias nuestras en posición estática, haciendo una acción concreta o realizando un recorrido. Mientras el botón de grabado esté pulsado, estaremos copiando las acciones del personaje original. Podremos utilizar a nuestros clones como plataforma, para propulsarnos por los aires, para activar palancas o como extensión nuestro propio ser (que dicho así queda muy culto). La complicación surge del hecho de que cada nivel tendrá un máximo de clones que podremos utilizar de manera simultánea. A medida que avancemos tendremos otro tipo de complicaciones, como tener que tocar los pasteles en un orden, tener que hacerlo en un tiempo limitado, que sean los clones los únicos que pueden coger pasteles o no poder tocar nuestros clones salvo para subirnos encima de su sombrero.

Winterbottom tiene un modo historia (por llamarla de alguna manera) y 25 niveles extras de contrarreloj que se irán desbloqueando a medida que avancemos por las fases. Cada uno de los 25 niveles contiene dos retos: El primero de ellos será obtener los pasteles en menos tiempo del señalado y el segundo obtenerlos sin utilizar más clones de los que se indica. Y si conseguís ambas cosas a la vez ya podéis poneros la etiqueta de Reyes/Reinas del Mambo.

La duración en este tipo de juegos es relativa. A mí me ha durado 4 días (evidentemente jugando unos ratos largos, pero no las 24 horas). El diseño de los niveles es muy interesante salvo en contadas ocasiones donde podremos avanzar a base de ensayo y error. Por lo general no he encontrado excesivamente difícil resolver los mapas aunque siempre hay alguno que se te atraganta, pero esto es una opinión estrictamente personal. Quizás en otro momento y otras circunstancias me hubiera supuesto muchas más horas. Lo que sí puedo afirmar, es que todo el tiempo que pasé delante de la pantalla estube totalmente absorvido por el juego y no cambié hasta haberlo completado. Quizás el problema es haber salido más tarde que Braid y que su mecánica recuerde a uno de sus mundos aunque más desarrollado. La gran diferencia con respecto a Braid es que se requiere un nivel mental considerable para resolver los niveles, Winterbottom será menos exigente en este aspecto, pero requerirá mucha más habilidad a la hora de realizar las acciones con nuestros clones, especialmente en los últimos niveles en los que habrá que planificar bien todos nuestros movimientos. Respecto a las posibles comparaciones con Portal, el otro juego al que nos referíamos al principio, son puramente casuales, no tienen nada que ver el uno con el otro aunque como “homenaje”, podrían colar.

Conclusión:

Winterbottom es entretenido, adictivo, está bien diseñado en general y estéticamente muy trabajado. No es tan pretencioso como Braid ni pretende serlo, ni tampoco divertido como Portal, pero nos dibujará unas cuantas sonrisas y le cogeremos cariño a Percy, un anti-héroe único en el mundo. Tengo la sensación de que es exactamente lo que sus creadores, The Odd Gentlemen, tenía en mente a la hora de hacerlo y hay que reconocerles ese mérito porque la idea es buena y está bien ejecutada.

Si tenéis dudas acerca de su compra, pensad lo siguiente: vale más o menos como un cubata, me dura mucho más que un cubata, me hace sentir más realizado como persona que bebiendo un cubata y al día siguiente no me dolerá la cabeza. Siguiendo esa analogía, Winterbottom es una compra casi obligatoria. A día de hoy los precios del juego oscilan los 800 MSP (9-10€) en Xbox 360 que es un precio razonable y que según las ofertas puntuales puede reducirse a la mitad y los 3’99€ en Steam. Os aseguro que pagar menos de 3’99€ es casi como robar a un mendigo.

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