Análisis: This War of Mine

Análisis: This War of Mine 2

Estos últimos años han pasado por esta casa infinidad de juegos de supervivencia de todo pelaje, incluso alguno me habrá acompañado desde esta agradable islita caribeña al delicioso clima ártico-siberiano. ¿Qué tienen? ¿Qué nos atrae de esta fórmula precisamente ahora?

La clave la encontré lejos de mi (maltrecho) PC, hablando con un amigo y compañero de trabajo.

-Me quedan 200 euros en el banco.

Y sus ojeras me lo confirmaban. El tiempo que no pasa sobreviviendo en una jungla virtual, lo hace en la de asfalto que trata de engullirnos a todos. Hasta donde sé, nunca ha sido un tipo entregado a eso.Pueden ser juegos crueles y verdaderamente jodidos, pero incluso en aquellos que huyen de tutoriales e instrucciones (Como éste), hay un camino. Una combinación de acciones que nos llevarán a aguantar una noche más, con el tiempo lograr una estabilidad tranquilizadora. Y esto es algo que no vamos a encontrar ahí fuera, nadie te garantiza que tu esfuerzo vaya a traducirse en una recompensa equiparable. Si vives en Españistán, sabes de lo que hablo: Curros basura atrapado en casa de papá y mamá, sin vistas de que el tema prospere.

Mi trasnochada teoría sobre el atractivo de a supervivencia digital se resume en el placer de saber que existe un cómo sobrevivir, en desmadejar el puzzle pacientemente hasta encontrar el sistema que permite subsistir, como nos gustaría hacer en nuestras propias vidas.

Y es precisamente aquí donde This War of Mine brilla con fuerza: No es un juego sobre Cómo sobrevivir, es un juego sobre por qué sobrevivir.

Mecánicamente, no hay nada nuevo bajo el sol: supervivencia point & click de la jodida, de la de vivir al día y rezar cada noche. Cada muerte es permanente, y cada partida modifica levemente los edificios que nos rodean (explorables por la noche) y el equipo de tres supervivientes con el que empezamos. Otros elementos ya clásicos en el género son las mesas de trabajo para crear distintas herramientas y armas, así como una casa-base customizable sobre la que trabajar durante el día.El caviar de este juego se encuentra en EL ENTORNO. Pero no el entorno en el que estáis todos pensando.Se ha hablado largo y tendido desde que era un teaser sobre la potentísima idea de ser un grupo de civiles atrapados en una guerra. Sin embargo, para mí lo grandioso no es estar rodeado de militares (cuya presencia es testimonial), es estarlo de otros civiles. Y donde escribo civiles no hablo de NPCs aleatorios a los que masacrar por un mendrugo de pan. Cada personaje tiene una historia que lo convierte en humano: Son familias, son amigos.

La mayoría ni siquiera son agresivos. No han sido demasiados elementos los necesarios para humanizar lo que siempre debiera haberlo sido: Cada personaje fugaz con el que te cruzas, aunque no puedas interactuar con él directamente en muchos casos, tiene una historia narrada por su contexto.

Para entenderlo mejor, os narraré mi experiencia a través de un experimento gafapastil: Jugué una larga partida sin comer, con un hambre de perros. Y es una experiencia que, aunque tu médico de cabecera va a desaconsejarte (tampoco fue planeado, simplemente no había nada en la nevera), me dio una perspectiva inmersiva sobre lo que es This War of Mine.Llevaba una semana sobreviviendo. Habíamos alcanzado un equilibrio medianamente agradable, teniendo en cuenta el horror en el que vivimos. Incluso empezábamos a permitirnos algunos lujos: Teníamos un sofá y una guitarra con la que matar el tiempo, una pila de buenos libros con los que evadirnos. Casi puedo empezar a llamar “Hogar” a estas cuatro paredes que sostienen un ruinoso tejado, y mis compañeros en la supervivencia son “Familia”. Ayudamos a nuestros vecinos cuando necesitan ayuda (Aunque no siempre correspondan nuestro esfuerzo con alguna recompensa), incluso acogimos a otro superviviente cuando llamó a nuestra puerta desamparado. Cuando por la noche salimos a buscar algo que llevarnos a la boca, nunca robamos, sólo tomamos lo que necesitamos y nadie reclama para sí.Pero una noche como otra cualquiera, un malentendido acaba en tragedia. Llega la mañana siguiente y en el “hogar” se confirma lo evidente: Un miembro de la “familia” ha muerto asesinado mientras buscaba comida. La tragedia es enorme de por sí, pero además de no tener nuevos recursos, hemos perdido todo el equipo indispensable para lograr comida, y nuestros bienes más preciados, que llevaba encima para intercambiar y finalmente, le costaron la vida a nuestro compañero.El hambre y la tristeza inundan la casa. Hay que replantear el modo de acción, buscar alimento en otros lugares que no necesiten de palas o barras de acero para acceder… Como esa casita silenciosa al otro lado de la ciudad. Sorprendentemente, parece bastante intacta al pillaje generalizado.Cuando llego allí, descubro el motivo: Está habitada.Una pareja de ancianos aterrorizados me observan inmóviles desde el salón.
Normalmente, no haría algo así, pero tres personas (Entre las que me incluyo) dependen de lo que traiga mañana para comer. Ignorándolos, me acerco a la cocina y sistemáticamente, la vacío ingrediente a ingrediente. Los ancianos suplican, ella sube las escaleras y llora en su cuarto. Él me sigue por toda la casa balbuceando.”No te lleves las medicinas, mi mujer las necesita…”“Si te llevas todo, ¿Qué vamos a comer?”“Por favor, no nos hagas daño”“No…”Este robo pesa sobre mi conciencia, y es sólo el comienzo de una espiral descendente al infierno. Los combates se intensifican día a día, cada vez es más difícil encontrar comida en los lugares habituales, y pronto vuelve a escasear. Ya no me molesta robar, y empiezo a hacerlo con cosas que no necesito por el mero placer de hacerlo. Incluso en lo más cruento de esta perra guerra, sigo teniendo necesidades tan humanas como echarme un cigarrillo, aunque tenga que robárselo de las manos a un moribundo.La tristeza degenera en una depresión permanente. No quedan libros con los que distraerse (los usamos como combustible al llegar el invierno), y los días se alargan sin absolutamente nada que hacer, sin nada que llevarse a la boca. El clima es tenso en casa, ya no hay risas ni conversaciones distendidas. Sólo gruñidos y apatía. Veinte días sobreviviendo en estas condiciones hacen parecer las comodidades de antaño ciencia ficción.A la mañana siguiente, el compañero encargado del pillaje nocturno regresa cubierto de sangre.Propia y ajena.Esta vez, comer nosotros le ha costado la vida al mismo anciano al que robé por primera vez.Harto del abuso constante, sacó un arma. Y disparó.No consiguió matar a mi amigo, y él tuvo que hacerlo. Los gritos de pánico de su esposa aún retumban en su cabeza, y en las nuestras.¿Cómo llegamos a esto? Siempre prometimos que no seríamos como esos malditos asesinos. Y ahora somos responsables de la muerte de un anciano inocente que sólo protegía a su esposa de nosotros.Puede tener más o menos defectos como videojuego (el control es bastante torpe, y llega sin traducir), pero entretenernos es un objetivo secundario que igualmente, logra con creces. This War of Mine es una invitación a reflexionar, a sentir hambre, a matar por vivir de una forma verosímil y cuestionarte el por qué hacerlo. Y lo consigue utilizando de forma inteligente los recursos que un videojuego pueden ofrecer para transmitir un mensaje: Su interactividad.Este tipo de historias son bastante comunes en una partida de This War of Mine. Llegado cierto punto, cuando la supervivencia llega al punto de ser “O tú o yo”, cuando te descubres haciendo cosas repugnantes de las que jamás te creíste capaz, comienzas verdaderamente a preguntarte por qué sobrevives. ¿Merece la pena existir en un mundo como éste? ¿Matar para subsistir entre cuatro paredes sin nada más que hacer que mascar la tragedia en tu cabeza?Lo horrible de cualquier conflicto armado es algo que, desafortunadamente, se me escapa. He tenido el privilegio de vivir lejos de cualquier forma de violencia. Pero este juego puede lograr acercarte a lo terrible de la situación de millones de personas en cientos de conflictos olvidados, tan personas como tú o como yo, gente como tu madre o mis primos, arrastrados a delinquir, a matar, para subsistir en un entorno absolutamente hostil. Y This War of Mine lo hace con unos ingredientes bastante sencillos, sin innovar demasiado en jugabilidad o narrativa: Todo deriva del contexto en el que se desarrolla la acción, y la humanización de sus habitantes.

This War of Mine habría sido un libro mediocre, o una película mediocre, o una escultura mediocre. Es sólo a través de la experiencia que supone “Jugarlo” (Si es que a algo así puede llamarse “jugar”) cuando esta obra cobra sentido y relevancia. Puede que estemos ante un hito en la aceptación de este medio como soporte artístico, y como tal, desde esta casa no podemos hacer más que aplaudir esta propuesta plantarle un enorme sello de:

Salir de la versión móvil