Análisis: Rage

Análisis: Rage 10

Análisis: Rage 2

Ha llovido mucho desde que se lanzó Doom 3 (2004), el último proyecto genuino de id software, sin contar itineraciones como Quake 4. Durante este tiempo hemos visto propuestas muy rompedoras dentro de los shooters (genero que podría decirse que fue inventado por esta desarrolladora). Hemos sido testigos de cómo Crytek se consolidaba con su saga Crysis después de su prometedora entrada con Far Cry. Hemos visto cómo Infinity Ward supo llevar el sentido del espectáculo a los shooters con Call of Duty: Modern Warfare, con sus respectivos y cansinos imitadores. Gearbox nos ofrecía uno de los experimentos más sonados y más sorprendentes (y adictivos) como Borderlands. Hasta Valve nos regaló un nuevo episodio de Half-Life 2, a la vez que nos dejó maravillados con un experimento llamado Portal, consolidada obra maestra que hasta hace poco pudimos gozar de su espléndida segunda parte. ¿Qué tiene que decir John Carmack y su ejército de programadores de todo esto?

Mientras el shooter adoptaba nuevos mecánicas, en las oficinas de id software se estrujaban los sesos para presentarnos su nuevo y ambicioso proyecto. Y es que lo de ambicioso no se queda corto, pues la desarrolladora tejana se ha sacado de la manga una nueva franquicia estrenándola con un nuevo motor gráfico, el id Tech 5, un motor que dará mucho de qué hablar. Son muchos los que se han adelantado a comparar la última obra de estos legendarios programadores con obras como los últimos Fallout y del propio Borderlands, sobre todo por compartir con ellos la ambientación de un mundo post apocalíptico devastado y por incorporar ciertos toques de RPG.

Rage nos sitúa en una tierra devastada por un meteorito que ha provocado la caída de la civilización humana, dando lugar a distintos grupos de personas o bandidos que tratan de sobrevivir en peligrosos e inhóspitos paramos desérticos. La única esperanza de la humanidad reside en unos seres humanos que fueron criogenizados antes de la llegada del meteorito, en refugios llamados arcas ,para poder despertar años después y volver a traer el orden y el equilibrio que antaño conocía. Nosotros encarnaremos a uno de esos humanos criogenizados, que al despertar de su largo letargo, deberá ayudar a un grupo de variopintos personajes que únicamente tratan de sobrevivir y derrocar a la autoridad que impera en todo el planeta con mano de hierro, curiosamente llamada ‘La Autoridad’. La calidad de su argumento no pasa de ser correcta, en la línea del género al que pertenece. Sin embargo, hay que decir en defensa de id software que han logrado crear un mundo creíble y repleto de ricos matices, con el suficiente potencial para crear una saga completa.

Aunque sea complicado, a la hora de entender la  nueva IP de id software, es mejor deshacerse de las comparaciones de los títulos anteriormente mencionados. Rage no es ningún juego de rol como Fallout ni tampoco es un  hibrido de géneros como lo podría ser Borderlands. La auténtica esencia de Rage es la de un shooter puro de vieja escuela, con la incorporación de ciertos elementos, de los que hablaremos progresivamente, para enriquecer la experiencia. Pero más allá de sus matices, estamos ante un FPS de los de siempre, que no intenta ni imitar ni ser un hibrido entre varios géneros. Rage busca y hace su propio camino. Resulta paradójico ver como este nuevo proyecto de la desarrolladora nos presenta un mundo abierto mientras que sus juegos siempre se han caracterizado por un desarrollo mucho más lineal y “pasillero”. Tendremos a nuestra disposición una serie de vehículos, formado principalmente por boogies o quads que podremos utilizar para desplazarnos por el extenso escenario que nos ocupa, formado por guaridas de bandidos y por pequeñas ciudades. El desarrollo del juego consiste en realizar una serie de misiones para unos personajes concretos a medida que se desenvuelve la trama, lo que implica que nuestro protagonista sea, como viene siendo la tónica general en este tipo de juegos, un mensajero, un títere enviado a hacer el trabajo sucio. También tendremos a nuestra disposición otras misiones no pertenecientes a la trama argumental que nos otorgan diversos personajes que pululan por las ciudades o que están colgados en paneles de anuncios. Independientemente de la tarea u objetivo que nos propongan, básicamente todo consiste en desplazarnos a un lugar concreto y enfrentarnos con nuestros adversarios. Es ahí donde se hace mayor hincapié la labor de id Software. Deberemos desplazarnos de un punto a otro del mapeado con nuestro vehículo, y siempre atentos a los ataques de nuestros enemigos, también montados en sus propios boogies, con los que podremos batirnos en duelo mediante un amplio arsenal equipado en nuestro vehículo (misiles teledirigidos, cañones de plasma, ametralladoras…). Una vez lleguemos a nuestro destino, es donde Rage muestra ser una obra 100% genuina de id Software, pues pasaremos a estar en un escenario cerrado donde deberemos hacer tragar plomo a todo adversario que se cruce en nuestro camino. Estos tiroteos son, sin lugar a dudas, lo mejor del juego.

No se pueden comparar ese tipo de niveles ni con Call of Duty, ni Killzone o Halo, por poner algunos ejemplos. Si estos tiroteos deben ser comparados, que se comparen con cualquier obra de id Software, pues claramente lleva sus señas de identidad. Ello implica una ingente cantidad de enemigos que, en ocasiones, viene en oleadas desde cualquier rincón para hacernos tragar polvo. Nos encontraremos con acción a mansalva sin artificios de ningún tipo. Solo nosotros con nuestro variado y completo arsenal contra todo un ejército de mutantes, bandidos, soldados o contrabandistas. Pura vieja escuela. Pese a que id Software haya sucumbido a la regeneración instantánea de salud, ha incorporado ciertos elementos paras destacar, como el uso de vendas u otros materiales para recuperarnos más rápidamente, cosa que se agradece al estar a menudo tan expuestos en los tiroteos y con un desfibrilador que lo podremos usar un limitado número de veces si hemos caído ante el fuego enemigo. El uso del desfibrilador es bastante curioso, pues deberemos efectuar una secuencia de botones y dependiendo de nuestros aciertos y rapidez, recuperamos un mayor porcentaje de vida.

Rage no es para nada predecible. Olvidaos de trayectos plagados de scripts o de momentos guionizados. Los enemigos nos atacan desde cualquier sitio. Nos disparan, se agachan, saltan, escalan, nos evaden, realizan volteretas… Por suerte, nuestro arsenal tampoco es manco. Dispondremos de todo tipo de armas que iremos obteniendo a medida que avancemos, sin estar en ningún momento condicionados a llevar un límite. Siempre las tendremos a nuestra entera disposición. El arsenal se compone de rifles, metralletas, revólveres, escopetas, recortadas, lanzacohetes, gatlings, ballestas (con la que podemos ir sigilosamente), cuchillas arrojadizas con efecto boomerang… Lo mejor de todo es que cada una de ellas dispone de diferentes tipos de balas, como munición eléctrica o explosiva, capaces de dañar más dependiendo la clase de enemigo, sin contar que nos permite encarar los tiroteos de diversas maneras. Por si fuera poco, también dispondremos un abanico de herramientas que nos facilitarán los combates, más allá de las típicas granadas, como podrían ser torretas, robots que dañan a nuestros enemigos, aparatos que potencian la fuerza de nuestras balas por un determinado tiempo, coches teledirigidos con bomba equipada…

Cada enemigo caído puede ser registrado, lo que nos otorgará una serie de materiales, munición o dólares. Del mismo modo que el cumplimiento de las misiones, tanto principales como segundarias nos brindarán todavía más recompensas económicas. El dinero podrá ser gastado en las ciudades con la compra de munición o mejoras para armas. También podremos comprar una serie de objetos con los que podremos construir las nombradas herramientas que nos faciliten el combate, siempre que también tengamos la fórmula adecuada para elaborarlas. Sin embargo, Rage guarda todavía bastante contenido que no se puede pasar por alto, incitando a una mayor exploración de todo el universo creado. A lo largo de las ciudades podremos participar en numerosos minijuegos con los que también podremos adquirir mayor poder adquisitivo. Hay de todo tipo y se hacen muy amenos, han sido incorporados como puro entretenimiento y distracción, más que como puro adorno. Encontraremos juegos de cartas, tocar teclas musicales, apuestas de duelos, jugar al pasar un cuchillo entre nuestros dedos… El uso de los vehículos también se ha explotado considerablemente con la incorporación de diversas carreras por diversos circuitos. Hay temáticas de todo tipo, desde llegar a la meta, ya sea de forma pacífica o disparando a nuestros adversarios o el de adquirir mayor puntuación pasando por una serie de puntos de control. Dependiendo de nuestros triunfos en dichas carreras, obtendremos nuevos vehículos y diplomas, la moneda de cambio para mejorar nuestro medio de transporte. Con los diplomas podremos incorporar nuevas armas, mejorar la suspensión, el turbo, incorporar ruedas con pinchos, mejorar el blindaje… Otro aspecto importante de los vehículos es su mantenimiento y reparación, pues siempre que pululemos por el yermo seremos atacados por los boogies de bandidos. Ello implicará que nuestro vehículo resulte dañado y como consecuencia, deberá ser reparado en los garajes que encontramos en cualquier ciudad.

Como se puede ver, id Software ha querido ir muy lejos tocando la aventura y la exploración para crear una experiencia de juego más rica y variada. En ningún momento tendremos la sensación de estar haciendo siempre lo mismo. Hay que matizar que cada una de las posibilidades que nos otorga el juego han sido muy cuidadas y profundizadas, nada se ha incorporado de forma rápida o anecdótica, sino que todo lo que nos concede Rage, lo hace de forma pulida y muy mimada. Pese a ello, se le pueden achacar aspectos como la repetición de los escenarios cerrados, pues la mayor parte de las misiones segundarias se centran en ir a los mismos recovecos ya visitados durante las misiones principales con el único aliciente de recorrerlo de forma inversa. Sin embargo poco importa cuando vemos el grado de cuidado impuesto en cada uno de sus escenarios. Todo lo que hay en Rage se presenta coherente y tiene su razón de ser.

Pese a que la meta principal de id Software ha sido la de ofrecernos una campaña de lo más completa (que puede durar unas 15 horas o más), también han encontrado tiempo para ofrecernos algunas modalidades multijugador, aunque carecen del nivel de profundidad del modo principal. Se reducen a carreras con los boogies o a la de realizar misiones cooperativas en los mismos escenarios del juego pero de forma independiente a la campaña. Todo se puede jugar también a pantalla partida para todo aquel que le apetezca realizar “pachangas” en su casa con sus amigos y con algo para picar.

Tan solo se ha matizado una parte de la ambición impuesta por la desarrolladora tejana, pues sería injusto no pararnos a hablar del sorprendente motor gráfico creado para la ocasión y que será utilizado en los futuros proyectos de id Software: El id Tech 5. El motor es una evolución del id Tech 4 (usado en Doom 3 y Quake 4) con un obsesivo énfasis en el acabado de las texturas. El trabajo realizado durante todos estos años por fin tiene sus frutos, y es que el motor es tan bello como impresionante. Todo se mueve con total fluidez. Teniendo en cuenta que incluso las consolas puede moverlo a 60 frames por segundo. Pero lo más destacable es que cada elemento que compone cada escenario del juego tiene su propia textura, no veremos dos rocas con el mismo color grisáceo o marrón ni una misma pared. A ello hay que sumarle una labor impresionante en el uso de la iluminación y en el trato de partículas, sobretodo en sus escenarios cerrados. Cada recoveco, escenario o rincón de Rage merece que el jugador se detenga para contemplarlo, pues es un auténtico espectáculo. No obstante, el motor no es perfecto, pues a veces padece una ligera carga de texturas (más pronunciada en consolas), pese a que como se ha remarcado, es muy rápida y a veces imperceptible. Otro aspecto que podría haberse trabajado más es en la interactividad con el resto de elementos que componente el escenario (sillas, mesas, botellas, papeles), pues es prácticamente nula. Pero pese a estas lagunas, Rage es una poesía visual.

A nivel sonoro tampoco se queda corto, en honor a la casa a la que pertenece, dispone de un repertorio de efectos sonoros muy amplio y rico, ya sea con el uso de las distintas armas así como el resto de sonidos ambientales. Lo bueno no termina aquí, pues el juego llega completamente doblado al castellano y el resultado final es rematadamente bueno. Con una amplia variedad de voces (pese a que se repitan un poco con los enemigos) y con un nivel de actuación más que notable. Y es que del mismo modo que nos quejamos cuando estamos ante doblajes muy mejorables, también hay que aplaudir cuando se ha hecho un buen trabajo.

En un contexto donde todos los juegos de acción en primera persona son prácticamente iguales, otorgando una mayor importancia al sentido del espectáculo que a una experiencia jugable completa, donde solo unos pocos tratan de abarcar nuevas ideas creativas (Crytek con Crysis o Valve con su saga Half  Life), id Software se saca de la manga su nueva criatura, otorgándole personalidad propia aportando ideas nuevas gracias al marcado sentido de exploración que se siente en Rage. El juego no trata de parecerse a ningún exponente del género que se encuentre hoy en día.  Sino que se mantiene fiel a sus raíces y a las mentes pensantes de la desarrolladora, cuyo curriculum hay juegos del calibre como Quake, Doom o Wolfentein. Rage supone una evolución, a su manera, de la clase de juegos que les gusta desarrollar a la compañía de John Carmack. Su desarrollo de la acción no ha cambiado nada y sigue siendo tan fructífero y divertido como antaño, ofreciéndonos acción de la buena sin complicaciones ni artificios. Solo nosotros armados hasta los dientes contra una horda de enemigos con muy mala leche. Ahora, claro está, con nuevos alicientes que invitan a la exploración y a curiosear en el primer juego de mundo abierto de id Software. Pero las sensaciones que se respiran es como si estuviéramos jugando por primera vez a cualquier juego de la desarrolladora o a cualquier shooter en primera persona de la vieja escuela de la década de los 90. Con una genial mezcla de escenarios abiertos para explorar, junto con escenarios cerrados de un diseño excepcional plagados de momentos alocados de acción. El título consigue convertir lo clásico en algo fresco y nuevo a la vez, evolucionando sus propias mecánicas, las impuestas por la desarrolladora y no por ninguna tendencia actual en el mercado de videojuegos. Es respetuoso y fiel a sus orígenes, pero con una clara evolución y madurez, presentados en un título magníficamente trabajado y cuidado. ¿Que qué tenía que decir John Carmack acerca de las tendencias que han tomado los videojuegos en primera persona en estos últimos años? Absolutamente nada. A ellos les gusta hacer videojuegos a su manera sin necesidad de incorporar florituras según las tendencias. Rage hace su propio camino, el impuesto por sus creadores según los cánones por los que siempre se les ha distinguido. He aquí un futuro clásico. ¿Listos para volver a sentir la añorada sensación de que se nos están acabando las balas?

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