Análisis: New York Crimes (a.k.a. Yesterday)

Análisis: New York Crimes (a.k.a. Yesterday) 4

Debo reconocer que sentía cierto nerviosismo ante la última aventura de Péndulo Studios; seguramente se trate del estudio al que más cariño tengo y, con la que está cayendo y tras el tristemente fallido intento de Day One, no sabía cómo resultaría una nueva propuesta que se aleja de los clásicos registros de los creadores de Runaway, pensada quizá más para dispositivos táctiles que para PC y con un nuevo enfoque mucho más oscuro, distanciado del tono cómico y caricaturesco de sus anteriores obras. Pues bien, las cosas como son, mi conservadurismo y cobardía recibieron un merecido guantazo en la cara al comprobar con alivio y satisfacción que New York Crimes, conocido internacionalmente como Yesterday, es un juego capaz de afrontar exitosamente todos los desafíos que se propone y, de paso, demostrar que la adaptabilidad del estudio podrá superar también con creces los retos futuros.

Y con retos futuros me refiero, por ejemplo, a la distribución fraccionada en capítulos al estilo del The Walking Dead de Telltale a la que Josué Monchán, guionista de Péndulo, hacía referencia recientemente en una entrevista. Y es que jugando a New York Crimes uno se pregunta cómo podría alguien abandonar un juego capaz de crear tal intriga con cliffhangers bien repartidos a lo largo de la trama. Especialmente tras el final del primer acto, el argumento logra enganchar al jugador con sus giros e intrigas. Y esto está muy bien pues es casi la única pretensión de un juego nada pretencioso. New York Crimes es un juego mucho más serio y violento que sus predecesores e, incluso, más adulto en la temática o el enfoque. Sin embargo consigue seguir siendo un juego ligero en el mejor sentido de la palabra, agradable de recorrer de principio a fin.

En gran medida esto se debe a los personajes; pese al tono del argumento, éstos conservan parte del toque humorístico y caricaturesco que caracterizó a los protagonistas de Runaway o Hollywod Monsters, especialmente los secundarios (porque el prota es más serio que mi madre cuando me daban las notas). Y este detalle de los personajes es muy importante, pues aunque la trama sea oscura, los momentos de resolución de puzles no suelen serlo y si te vas a tirar media hora en un escenario rompiéndote la cabeza sin que la narrativa avance agradecerás unos cuantos diálogos delirantes de por medio, haciendo gala de ese humor negro tan característico de Pendulo y que tan bien dominan. Y hablando de humor negro, debe de ser la primera vez en la historia que un protagonista amnésico pasa de ser un recurso fácil y un cliché manido a algo bien empleado y justificado, pero eso mejor será que lo descubráis vosotros mismos.

Estos puzles son marca de la casa, aunque afortunadamente tienden más a las resoluciones lógicas que anteriores juegos de Péndulo, siguen basando gran parte de su dificultad en descubrir todos los objetos ocultos en un escenario y después encontrar a éstos usos alternativos al más puro estilo MacGyver que nos permitan avanzar. Están bien porque tienen una dificultad bien ajustada, porque suponen un reto y porque, a su vez, se elimina gran parte de la frustración característica de una aventura gráfica cuando te atascas y das vueltas durante horas sin darte cuenta de algo que cuando percibas te parecerá una tontería. Se consigue esto gracias a un par de ayudas, desde dastacarte todo aquello con lo que puedes interactuar en un escenario hasta la pista más directa del tipo de “quizás ese clip sirva para algo en esa cerradura”. Es evidente que esta clase de ayudas se han vuelto necesarias en las aventuras gráficas modernas dada la evolución (o involución) que hemos sufrido los jugadores, nuestra paciencia e ingenio, pero quizás habría sido más interesante optar por el sutil y exigente sistema de Machinarium o más divertido imitar la genial idea de Runaway 2 con un personaje delirante que te echa un cable. 

Y es que las comparaciones son odiosas y si comparamos New York Crimes con anteriores trabajos del estudio percibiremos la menor disponibilidad de recursos y presupuesto del juego, especialmente en las escenas de acción. Sin embargo el hambre agudiza el ingenio y el estilo de viñetas adoptado resulta todo un acierto para solventar la papeleta ya que encaja a la perfección con la estética cartoon tan propia de Pendulo. Así mismo la dirección artística consigue mantenerse fiel a ese estilo visual resultando mucho más sobria, especialmente en los escenarios, casando a su vez con la personalidad del estudio y la del argumento, lo cual creo que tiene bastante mérito.

Habrá quien se queje de la duración (o mejor dicho, hay quien se ha quejado de la duración) y a mi me ha parecido muy adecuada para plantear la trama, desarrollarla y resolverla. Vamos que si fuese más duradero quizás se estaría estirando demasiado el chicle. Más bien creo que dichas críticas se deben a esa clase de jugadores que valoran la rentabilidad de su dinero en función de las horas invertidas por encima de lo satisfactorio de la experiencia. Pues hoygan, conozco un juego de rol japonés en el que para subir todos los personajes a nivel 100 echas media vida que les va a encantar… A nivel jugable el único “pero” que se le puede achacar es que la versión de PC tiene una interfaz menos cómoda para el ratón que la de otros juegos del estudio, consecuencia directa de ser un juego diseñado con los dispositivos táctiles en mente, donde lo he podido probar con muy satisfactorios resultados y donde creo que la estructura del juego encaja a la perfección para un viaje en avión o partidas de 25 minutos en el metro.

En definitiva se trata de una muy recomendable aventura gráfica que basa su éxito en una buena historia bien narrada (aunque personalmente el giro a lo sobrenatural no me agrade) que sabe crear intriga y que deja un buen sabor de boca tras cualquiera de sus múltiples finales. Acompaña todo esto el característico estilo visual de Pendulo, puzles clásicos bastante entretenidos y algún que otro easter egg muy de agradecer para los fans. No se pueden achacar grandes fallos a New York Crimes pero tampoco alcanza el mejor nivel del género o el estudio. Sin embargo tiene algo que pocos, muy pocos, juegos tienen; y es algo que se nota a cada paso que se da, en cada pantalla que se recorre o en cada diálogo que se entabla: este juego no está hecho por 150 tíos contratados a tal efecto ni escrito siguiendo estudios de mercado. No, este juego está hecho por cuatro amigos que un día, hace ya muchos años, se juntaron para dedicarse a su gran pasión; desarrollar aventuras gráficas. No puedo explicar cómo, pero durante todo el juego se nota el cariño que hay puesto en él. O el que yo le tengo al estudio desde que flipé cuando vi a un perfectamente dibujado y mejor animado Brian Brasco caminar por unos escenarios que parecían obras de arte en un tiempo en que los videojuegos eran un amasijo de polígonos bailongos. Y sólo por eso, merece la pena jugar a New York Crimes, Yesterday o como quieras llamarlo.

Nota: si decides hacerte con la versión de PC, recomiendo prescindir de la edición de Steam y decantarse por la editada por FX, la única doblada al castellano (con grandes resultados, he de añadir) y con un manual tan cuidado como nunca deberían haber dejado de estarlo.

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