Análisis: Kunai

Kunai

KunaiCRÍTICAHubo un momento en Kunai en el que me equivoqué de dirección. Había un mapa, pero no lo miré y terminé en dirección contraria al supuesto objetivo. Después de acabar con decenas de enemigos, balancearme entre paredes y recoger algunas monedas que me permitirían mejorar mi equipo, por fin me di cuenta de que no me dirigía en la dirección correcta. Ni siquiera maldije mi estupidez. Simplemente volví por el camino que acababa de realizar, acabé con los enemigos que se habían regenerado, continué balanceándome y recogí todavía más monedas. Mi pequeña Tablet-Ninja y yo habíamos alcanzado el nivel de flow necesario como para que el objetivo fuese lo de menos.Patreon Nivel Oculto

Kunai se presenta como un metroidvania donde controlamos a una simpática robot, con cara de Tablet y formas de ninja que básicamente debe liderar una revuelta contra un enemigo no del todo identificado. Una excusa tan válida para presentarnos un universo de colores desaturados que cumple con todos y cada uno de los clichés del medio. Los holandeses Turtleblaze no pretenden reinventar nada, sino que se limitan a crear un producto artesanal en el que parece que se han propuesto cumplir con una serie de tips de la mejor manera posible. Su revolución, si acaso, es estética, pero ni siquiera eso pasa de “propuesta agradable”. Esto significa que todo el esfuerzo realizado se centra en proporcionar al jugador la mejor y más divertida experiencia, dejando de lado cualquier elemento que no aporte en pos de una homogeneidad pensada para cada una de las evoluciones en la mecánica de nuestra protagonista.«Kunai no reinventa nada, sino que se esfuerza en perfeccionar cada una de sus mecánicas»Cualquier metroidvania crece a través de los parámetros en los que crecen las habilidades de nuestro héroe. Su universo debe de estar preparado desde el primer momento para lo que está por venir, y debe contener los suficientes alicientes como para que todos los caminos de ida y vuelta que tengamos que repetir, varíen en función de nuestras nuevas posibilidades de acción. En esto, como en el resto de cartas que Kunai pone sobre la mesa, el título es exquisito. No hay momento en el que no sientas que todo se encuentra perfectamente medido y listo para explorar en cuanto consigas esa nueva habilidad que permita abrir la siguiente puerta o llegar a aquel punto tan lejano.

En este aspecto destaca su apuesta por la verticalidad. Los Kunai de los que toma prestado el título son una suerte de ganchos con los que nuestra protagonista podrá balancearse por las paredes y columpiarse entre distintas plataformas. Esto invita a una exploración vertical que se encuentra perfectamente integrada con la forma de ataque de varios tipos de enemigos cuyo punto débil se encuentra en el ataque desde arriba. El movimiento es diversión y Kunai se esfuerza porque cada movimiento conlleve algún tipo de recompensa, ya sea visual o de gameplay.Una de las características en los que varios títulos del género suelen patinar es el referido a la compensación de habilidades durante el desarrollo de la aventura. No es raro que la evolución del personaje se desarrolle por tramos en los que un arma o una característica específica tome un protagonismo excesivo para posteriormente caer en el olvido tras conseguir la siguiente arma o habilidad. Aquí se ha realizado un cuidado balanceado de los elementos de los que disponemos, permitiéndonos en mayor o menor medida, adaptar nuestro estilo de juego sin perder las habilidades propias como jugador que hemos ido adquiriendo por el camino. Esto se debe, al menos en parte, a que si bien no diría que es un título difícil, sí que se pone exigente contra algún jefe final o alguna prueba opcional en la que tendremos que hacer buen uso de la experiencia que hemos conseguido, sobre todo en lo que a movimientos se refiere.

Este conjunto termina creando una suerte de micro-dosis de satisfacción que ayudan a que la aventura pase volando. Las sensaciones, incluso cuando me he encontrado con alguna frustración en su tramo final, siempre han sido buenas. No ha habido un momento en el que sintiera que no podía superar tal o cual reto. El título tiene la habilidad de guiarte sin apenas darte instrucciones para que seas tú el que aporte la acción. A esto ayuda un especial énfasis tanto en el diseño, como en las animaciones y una estupenda banda sonora que junto con el resto de elementos invita a MOLAR. Porque al final todo va de eso, de recorrer este pequeño universo sembrando el caos mientras mantenemos la postura más cool posible.«Estamos ante un metroidvania canónico que no teme echarse a un lado para dejar todo el protagonismo al jugador»Quizás quienes busquen un metroidvania complejo puedan sentirse decepcionados antes la aparente simplicidad de Kunai. Por mi parte no sólo no ha sido un problema, sino que lo he agradecido enormemente. Cada día me encuentro más cómodo con los títulos que deciden hacer pocas cosas muy bien en detrimento de aquellos que se empeñan en caminar sobre terrenos resbaladizos que acaban resintiendo la experiencia. Quizás un puntito más de valentía a la hora de encarar algunos tramos no le hubiera venido mal, pero tampoco tengo del todo claro hasta qué punto habría desvirtuado la experiencia, la cual, si hemos de valorarla en función de lo que se propone y lo que consigue, es prácticamente impecable. Kunai hace del viaje su mejor baza, limitando los retos a momentos puntuales y dejando que seamos nosotros quienes vayamos creando el flow en función de nuestra apetencia. Un mundo que está ahí para ser disfrutado y que no teme apartarse a un lado para que sea el jugador quien decida.

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