En mayo de este mismo año, el estudio independiente Thunder Lotus Games nos plantaba la alfa de su nuevo juego, Jotun y, cómo no, en Nivel Oculto te hablamos de ella. En dicha alfa podíamos probar una de las cinco regiones que compondría el juego final. No sé si por casualidad o no, pero la realidad es que la alfa salía al muy poquito de haber sido lanzado Titan Souls, del cual también te hablamos por aquí. Aunque con un corte gráfico totalmente distinto, ambos títulos poseían cualidades parecidas. Han pasado cinco meses y por fin podemos disfrutar de la versión completa de Jotun en todo su esplendor. Pero ¿estos cinco meses han sido en vano o la gente de Thunder Lotus Games ha sabido escuchar las críticas del juego?
Desde luego, en términos de desarrollo cinco meses pueden dar para mucho o para muy poco, pero en una fase tan tardía del producto una cosa podía estar clara: la línea principal iba a seguir siendo la misma. Y así es, estos cinco meses han servido para que Jotun haya acabado convirtiéndose en una obra sólida con mucho carácter.
No obstante, en líneas generales me ha seguido dejando un regusto un tanto amargo, parecido al que sentí cuando me acabé Titan Souls pero desde luego no tan drástico como con el título de Acid Nerve y Devolver Digital. Sí, sé que me empeño mucho en comparar ambos títulos, pero la realidad es que salvando la diferencia de que en Jotun también tenemos fases entre jefe y jefe, el meollo del asunto de ambos juegos es enfrentarnos a colosos gigantes, llámelo usted Jotun o llámelo usted Titán.
Empecemos hablando de la historia. En Jotun controlamos a Thora, guerrera vikinga que sufre una muerte poco gloriosa con sus soldados a manos de las violentas fauces del mar. Odín, tal vez por pena o tal vez por otro motivo, decide darle una segunda oportunidad: Thora podrá ascender al Valhalla si logra impresionar a los dioses derrotando a cinco jotunes, terribles gigantes elementales. Con esta premisa inicial, el resto de la historia sobre traiciones familiares nos vendrá narrado en islandés bien por la propia Thora o bien por una segunda voz en off que no desvelaremos para no hacer spoilers.
En el apartado de la jugabilidad, nos encontramos lo mismo que en la versión alfa. Thora dispone de cuatro movimientos básicos: desplazarse, rodar, un golpe de hacha débil y rápido y otro golpe de hacha fuerte y lento. He notado que el movimiento de la versión final de Thora es un poco más veloz, pero eso no es suficiente para que Jotun peque en muchas ocasiones de un ritmo pausado y demasiado sosegado. Thora cuenta con una barra de vida, pero Jotun nos propone una serie de retos adicionales en forma de puzles o en forma de exploración según el nivel en el que nos encontremos con los que podremos o bien aumentar la vida de la protagonista o bien añadir poderes especiales (con un número limitado de usos) otorgados por los mismísimos dioses nórdicos. En este aspecto, esta es toda la rejugabilidad que nos va a dar el título: encontrar los secretos esparcidos por el vacío.
Desde luego, donde más resalta Jotun es en su apartado gráfico, ya que todos los personajes y sus animaciones han sido dibujados a mano frame a frame. El resultado es digno de destacar, pero en algunas ocasiones quedan un poco “de pegote” sobre los escenarios bidimensionales puramente digitales. De hecho, uno de los mayores contras en la jugabilidad es lo difícil que resulta en ocasiones acertarle un golpe a un jefe debido a este efecto “pegote” de personajes animados manualmente sobre un escenario completamente digitalizado. Sin embargo, el resultado es precioso y le sienta como un guante al conjunto completo.
El mundo de Jotun cuenta, como ya he dicho arriba, con cinco niveles dentro del Ginnungagap (el vacío), cinco niveles que habremos de recorrer en un orden fijo. No obstante, cada nivel cuenta con dos zonas, además de una lucha contra su jefe correspondiente, que podremos visitar en el orden que prefiramos. Estos niveles son en su gran mayoría de exploración y el objetivo de todos y cada uno de ellos es encontrar un fragmento para abrir el acceso al jefe de nivel. Los niveles, salvo dos de ellos, no tienen enemigos pero sí están plagados de trampas o acertijos que nos harán pasar un rato más o menos aburrido según nuestros gustos.
Pero el meollo del asunto de Jotun son los jefes de nivel, los gigantes o jotunes. Cada combate contra uno de ellos es espectacular en su medida y de lo que sí puedes estar seguro es que cada lucha te supondrá un reto más bien difícil de superar. Tendrás que ser muy hábil calculando los tiempos y aprendiendo los patrones de comportamiento de estos gigantes decididos a darte muerte sea cual sea la circunstancia. Cada gigante cuenta con su propia barra de vida, así que en Jotun, al contrario que en Titan Souls, sí tendremos que liarnos a mamporros contra ellos, lo cual le resta un poco de factor suerte y le suma un poco de factor habilidad al asunto. Y digo un poco porque como ya mencioné más arriba, debido a la velocidad tan pausada del juego, te encontrarás en más de una ocasión repitiendo combates una y otra vez por el síndrome del combate innecesariamente alargado.
Digamos que Jotun padece el efecto totalmente opuesto a Titan Souls: combates largos hasta la extenuación. Al contrario que en los niveles de exploración con unas melodías generalmente tranquilas, los combates vienen instrumentados por una ambientación musical muy épica. En resumen, la banda sonora de Max LL es digna de mención, está muy bien conseguida y le sienta como un guante al título.
Ya por último, decir que Jotun da para unas tres o cuatro horas de juego a lo sumo con más bien poca rejugabilidad. En resumidas cuentas, Jotun es un punto de partida excelente para Thunder Lotus Games y me muero de ganas de comprobar qué son capaces de traernos en la próxima ocasión. Si te gusta el género, ten por seguro que disfrutarás con Jotun. Se puede ser exigente, se puede ser muy crítico, pero lo que no se puede negar es que Jotun no te deja indiferente una vez lo has probado. La pregunta es ¿serás tú capaz de impresionar a los dioses?