Análisis: Honest Hearts (DLC Fallout: New Vegas)

Análisis: Honest Hearts (DLC Fallout: New Vegas) 3

Fallout: New Vegas es un juego muy, muy grande, además de tener que recorrer el desierto del Mojave resolviendo los problemas de la gente (o destruyendo sus vidas y saqueando sus casas) uno tiene que lidiar con varias facciones y tipejos importantes que se creen con el derecho a tomar la presa de Hoover Dam para sí mismos. Si no tuviste suficiente con la experiencia de juego y aún te quedan un par de agallas bienvenido a la tierra de Honest Hearts, bienvenido a Zion.

El inicio de este añadido es el habitual mensaje de radio en el que se nos invita a participar en la escolta de una caravana que va hacia el Parque Nacional de Zion, una reserva natural donde no cayeron las bombas y por tanto no fue afectado directamente por la devastación del holocausto nuclear, aunque su fauna y flora sí se vieron alteradas por la radiación residual. Y donde con el paso del tiempo se asentarían diversos grupos tribales independientes, los “Afligidos” y los “Caballos Muertos”, y ahí entramos nosotros, dispuestos a emprender un largo viaje con el objetivo de llevar mercancías a unos misioneros que se acaban de asentar junto a las tribus en esta zona pacífica. O eso es lo que parecía al principio, porque resulta que la leyenda del hombre quemado ha reaparecido entre las gentes de Zion, junto con unos agresivos tribales llamados los “Piernas Blancas”.

Este segundo extra para la trama presenta algunas variaciones en el sistema de juego con respecto a su predecesor, Dead Money. En primer lugar no estamos en un espacio cerrado y pasillero. El antiguo parque natural es una zona montañosa y abierta que el jugador tendrá libertad de explorar (no es muy grande, eso sí). Y lo mismo pasa con las misiones, hay una cierta libertad a la hora de escoger cual queremos hacer primero, o si nos dedicamos simplemente a explorar o a hacer alguna tarea secundaria, con lo cual la sensación de mundo abierto y de decisión que caracteriza a la franquicia está asegurada, ya no llevamos un collarín, ni nos han quitado nuestras pertenencias, ni nos dan órdenes de hacia donde ir so pena de explosión craneal. Se agradece. Y muchísimo mas se agradece, ya hablando del entorno, el hecho de que se haya implementado un sistema de climatología aleatorio que diferencia e identifica la zona de Utah con el paisaje habitual del Mojave, en el valle se nubla el cielo, se disfruta de ver llover y tronar por primera vez en este Fallout, y hasta se ven las estrellas de noche.

También tendremos la posibilidad de conservar nuestro equipo al llegar (y más nos vale llegar bien equipado) y volver una vez finalizada la historia para ver el parque natural en base a cómo haya quedado tras alguno de los finales posibles. Por lo que a su dificultad respecta, esto es una expansión complicada, los enemigos humanos son duros y sus armaduras resistentes, y la fauna consiste en insectos gigantes, osos gigantes, y algunos mutantes de tamaño normal que también fastidian lo suyo, aunque no nos engañemos, no hay ninguna amenaza nueva y todo ello lo hemos visto y disparado anteriormente en el juego principal, salvo alguna excepción. Por suerte, contaremos con la ayuda de algunas habilidades nuevas, tres compañeros (uno por tribu y otro en la misión final) que nos ayudarán a sobrevivir en la zona, y la libertad para huir del conflicto y refugiarnos en alguna de las zonas seguras que hay por la región.

Para entrar un poco en su profundidad narrativa hay que explicar que este contenido descargable, al igual que todo el juego, destila “americanidad” por todos sus extremos. La zona donde tiene lugar el juego al igual que sus habitantes hacen clara referencia a varias cosas que igual pasamos por alto, en primer lugar la cantidad de comunidades religiosas basadas en el cristianismo que hay en los USA, (especialmente las comunidades mormonas, a la que pertenecen los Neocanaanitas) y en segundo lugar a la “educación” de los nativos americanos por medio de la religión, que los pretendía asimilar dentro de un sistema de tradición europea y llevó a grupos enteros a entrar en conflicto con otros por el derecho de conservar sus tradiciones y su modo de vida. Los desarrolladores de Obsidian consiguen hacernos pensar en esto sin meterse demasiado en materia, ya que la historia se queda un poco en lo general y no tiene mucha complejidad, dado que además de los misioneros y uno o dos tribales no tendremos a nadie con quien hablar y que nos dé su visión de las cosas. Sólo conoceremos la historia de Zion por medio de los ya clásicos terminales informáticos que hay por la zona, deberemos explorar para encontrarlos y saber algo mas de lo que vivieron los primeros habitantes del parque. Las misiones también pecan de simples, del tipo “vete a estos sitios y traeme estas cosas” o “mata a todos estos bichos en esta zona”, con hay algunas variaciones a la hora de completarlas, pero no demasiadas, y no hay decisiones que tomar salvo la previa la misión final, lo cual empaña un poco el fantástico sistema de karma que tiene Fallout.

Y poco más hay que contar, historia floja, con mucho simbolismo pero poca profundidad y duración (y que tira demasiado del carisma del “hombre quemado”), una zona nueva explorable sin radiación de tamaño medio que alarga el tiempo de uso y disfrute del descargable, y la posibilidad de volver a visitarla cuando venga en gana. En resumen: mejor que la anterior, pero igualmente recomendada para fans del Fallout, completistas, cazalogros, y demás fauna. A fin de cuentas pensemos que el juego es ya largo y tiene muchas cosas que explotar, poco sirve adquirir nuevas expansiones si apenas se ha paseado uno bien por Vegas.

Pros: Nuevo entorno a explorar, dificultad
Contras: Poca historia

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