El estudio suizo Bits & Beasts, de la mano con la editora Finji, debuta dentro del mundo del videojuego, concretamente en Lo Indie, con el título Feist. Como es lógico, lo primero que nos llama la atención de Feist es su despliegue gráfico y, aunque resulte inevitable tildarlo como “otro Limbo más”, la realidad es que Feist aporta su grano de arena y lo hace a su manera. ¿Con más o menos éxito? Te animo a que sigas leyendo el análisis para descubrirlo.
La historia de Feist es simple, encarnas el papel de un pequeño erizo que camina a dos patas y eres secuestrado por unos seres del bosque con un aspecto que mezcla osos, jabalíes y algún que otro ser mitológico. Tu primera toma de contacto dentro de una jaula será escapar de allí y sobrevivir. Porque a priori parece ser que tu objetivo es ese, sobrevivir. A partir de aquí te invito a sacar tus propias conclusiones sobre lo que Bits & Beasts trata de transmitirnos en las escasas dos horas que dura el título, según lo diestro que seas y la suerte que tengas.
De no ser por mis compañeros de Nivel Oculto, yo mismo sería el primero en reconocer que no conocía de absolutamente nada al señor Yuri Norstein y su obra. Obviamente, nada más saber que Feist estaba claramente inspirado en “Erizo en la niebla”, cortometraje de este autor del año 1975, me dispuse a verlo para poder entender más la profundidad del título. Al haberlo hecho después de acabarme el juego y no antes, mi opinión con respecto al juego es más “virgen”, menos influenciada por el conocimiento del autor, así que es un punto a tener en cuenta en cómo me he visto afectado por el despliegue del equipo suizo. Es muy probable que de haber ocurrido a la inversa mi opinión fuera contraria, o quizás no, pero es importante no perder de vista que nos encontramos ante una inspiración, una oda a la historia del autor y no una creación propia de él mismo y, creo, debe juzgarse como tal.
Y recalco bien, según la suerte que tengas, porque en palabras del propio estudio los enemigos de Feist no están scripteados y se someten casi por completo a las físicas del juego. La primera piedra en el camino con la que te encuentras es que Feist es un juego aparentemente sencillo, con una curva de dificultad inicial muy poco pronunciada, hasta que de buenas a primeras todo se disparata y se produce un salto en la curva totalmente escandaloso y nada progresivo. Desde ese punto perdemos por completo el equilibrio entre tensión y atención con momentos de abrumadora frustración ante enemigos que parece que están programados para acertar y dañarte en un exagerado 95% de las ocasiones. Te hace sentir que no tienes para nada el control de la situación y que estás más sometido al azar que a tu propia habilidad. La realidad es que al acabarme el juego me quedé con la sensación de que no había progresado nada en el camino. Esto puede suponer un problema, porque para el jugador medio podría resultar el abandono casi inmediato del juego. Aunque tampoco estoy seguro de que un jugador medio se viera interesado por un título de estas características.
Las físicas están bien construidas, pero las mecánicas no siempre resultan del todo claras. Nuestro erizo tiene cinco movimientos: caminar, saltar, coger cosas, empujarlas, golpear con ellas y lanzarlas. Salvo dos o tres frases en el comienzo del juego, el resto de mecánicas las aprendes por ensayo y error, porque en Feist vas a morir con mucha asiduidad. Al menos no morirás de un solo golpe, nuestro erizo puede aguantar varias embestidas de las criaturas del bosque y, además, alimentarse de mosquillas para resistir todavía más. Al tratarse de un estudio novel se le puede perdonar, porque el conjunto es una experiencia bastante bien acabada para tratarse de gente que está empezando. De nuevo, y dada la brevedad del título, no quiero destripar mucho más y te invito a que lo descubras por tu propio pie.
El apartado gráfico es de una belleza colosal y es, precisamente, en su minimalismo donde sobresale y, pese a las semejanzas con Limbo, diría sin temor a equivocarme que consigue brillar con luz propia. El juego se desarrolla completamente en el bosque, a veces a la intemperie y otras dentro de una cueva, así que predominan los negros, los verdes y algunos tonos amarillos. Cabe destacar los reflejos del agua, punto donde más se asemeja el juego con la obra del autor ruso en el que se inspira. La música, además, acompaña con mucha fuerza y actúa de atenuador ante la tensión que causa estar todo el rato huyendo de las bestias que quieren dar muerte al erizo, que no son pocas.
En resumen, Feist es un título que te cautiva principalmente por su majestuosa belleza y que, aunque pueda pecar de difícil y de escaso de contenidos, es un buen punto de partida para el estudio suizo Bits & Beasts, de quienes no me cabe la menor duda que volveremos a oír hablar golpeando todavía con mucha más fuerza. Desde aquí les deseamos la mejor de las suertes en este camino tan tortuoso que han elegido.