Análisis: Epic Mickey

Análisis: Epic Mickey 3

El año 2010 se pronosticó como un año donde la consola de sobremesa de Nintendo iba a vivir de un estado de salud gozoso plagado de interesantísimos títulos para todos los públicos pero dándole un mayor hincapié a los más ávidos jugadores también denominados jugadores hardcore. Uno de esos juegos triple A con los que Nintendo trató de ganarse la confianza de ellos fue el título que hoy nos ocupa, Epic Mickey, título desarrollado por el reconocido Warren Spector a cargo del estudio Junction Point Studios y en estrecha colaboración con Disney.

El juego presentado ya hace prácticamente año y medio centró las miradas de muchos usuarios, y no únicamente de Wii, precisamente, gracias a su atractiva estética que recordaba al Steampunk con aires muy cercanos al aura visual que desprenden los films de Tim Burton. Des de sus primeras imágenes y declaraciones del propio Spector auguraban que estábamos ante una producción ambiciosa, que deseaba además dar una nueva visión al emblemático personaje de Disney, una vuelta de tuerca al mundo preciosista y colorido con el que siempre se le ha atribuido no solo a este personaje, sino a todo el plantel de creaciones de la compañía de los sueños cinematográfica. Desde su presentación, Junction Point quiso establecer por los lares en los que se movería su jugabilidad, con la posibilidad de que Mickey pudiera optar a elegir decisiones de moral más gentil o más malévola que acarrearían consecuencias que afectarían a su desarrollo, que se ostentaba por el uso del pincel de Mickey, como principal arma o herramienta que nos permitiría pintar los escenarios a nuestras anchas. Spector se ha tomado tiempo (y dinero) para trabajar a conciencia este título, que no se puede negar que cumple más o menos con lo prometido, pero en menor medida de lo que se hubiera esperado.

Los pilares básicos por los que se sujeta la última obra del creador de Deus Ex son su estética y jugabilidad, ambas de calidad irreprochable salvo que el segundo de esos pilares padece de ciertos errores que terminan empañando el título, errores minúsculos, pero que son bastante agravantes en su desarrollo, pero vayamos por partes.

Epic Mikey nos presenta a un Mickey Mouse que recuerda primordialmente a su primerizo aspecto en sus primeros años de vida hace ahora algo más de 80 años. Su historia nos sitúa una noche donde Mickey, dominado por su curiosidad y tono picaresco se adentra desde su dormitorio a un mundo paralelo al suyo a través de su espejo, donde vislumbra al mago de Fantasía Yen Sid que está terminando la creación del Páramo, que en esencia, no deja de ser otra cosa que el mundo de Walt Disney con su característico castillo que nos es tan familiar gracias a su aparición en los largometrajes de la productora. En un momento de descuido por parte del mago, Mickey se pone a juguetear con sus herramientas, un pincel y un disolvente. Por desgracia, Mickey crea una criatura de las sombras con el pincel dispuesta a atacarle y cuando el ratón trata de defenderse con el disolvente para hacerle desaparecer, derrama el producto sobre el Páramo, el mundo de Disney provocando su desestabilización y oscuridad. Mickey regresa a su mundo y pasa el tiempo con el que se convierte en el personaje tan reconocido en que es ahora. Por desgracia, la criatura oscura que creó, llamada Mancha, consigue dar con él y lo traslada al Páramo. El ratón deberá tratar de encontrar la forma de volver a su mundo a la vez que trata de enmendar el daño que causó tiempo atrás a ese oscuro mundo.

No hace falta contemplar muchas imágenes para ver el aspecto tan cinematográfico que Spector le ha tratado de inyectar a su última creación, son muchos elementos que corroboran dicha orientación y que van más allá de la ayuda que los estudios Pixar hayan podido facilitar a Junction Point con las animaciones de los personajes.

La trama de Epic Mickey destaca por la exquisitez en la que es narrada, independientemente de la calidad de ésta, que no está nada mal pero sufre de ciertos agujeros en su desarrollo a la larga debido a la falta de nuevos recursos o motivaciones narrativos que justifiquen o nos ayuden a empujar las acciones que iremos cometiendo con nuestro personaje, llegando a estar en ciertos momentos a continuar el juego sin justificación alguna, solo metiendo nuevos niveles como calzador, mal muy parecido al que padeció en parte el desarrollo de Kingdom Hearts II con la presentación de nuevos mundos Disney sin justificaciones argumentales, para que os hagáis una idea. Sin embargo, dejando de lado dichas flaquezas, la trama del juego es divertida a la vez que amena. Sencilla y eficiente a la vez, cuyo desarrollo se ve reflejado en secuencias de video en formato Flash y con la completa ausencia de voces, donde únicamente hay lugar a la aparición de los sonidos tan característicos de los personajes de la factoría Disney. A algunos que les parecerá un error esta orientación muda a los personajes, pero lo cierto es que es agradable, pese a que también duela un poco en parte por la voz en off del mago Yen Sid al principio y al final del título en completo castellano.

Gráficamente, Epic Mickey es un juego que entra por los ojos des de muchos puntos de vista, pues no únicamente vive de un motor gráfico potente para la consola Wii, sino que goza además de un diseño artístico sobresaliente, con esa aura oscura y tono Steampunk tan característico que se puede vislumbrar con el humo y la apariencia robótica de algunos personajes Disney como Donal y Goofy. Pero lo bueno es que la cosa no acaba aquí, pues el diseño de los escenarios es exquisito, sobre todo en aquellas fases en 2D donde Junction Point ha recreado escenarios emblemáticos de los  primeros cortometrajes de Disney. Dichos escenarios, junto con la aparición de los personajes del Paramo, habitado por personajes creados originalmente por Walt Disney e históricamente desechados e ignorados a lo largo de los años (el ejemplo más claro sería Oswald, precedente de Mickey Mouse) no hacen otra cosa que confirmar que Epic Mickey es algo más que un homenaje a la compañía cinematográfica, es toda una declaración de amor que Warren Spector imprime a toda su historia, y con la que los más acérrimos seguidores de la factoría de los sueños muy probablemente se emocionen y suelten alguna lágrima, porque como ya se ha dicho el trabajo realizado en el diseño solo puede ser catalogado de sublime, puramamente sensacional.

Los mismos elogios deberían acaparar las menciones a su brillante banda sonora orquestada por Jim Dooley. Todos los temas del título son musicalmente exquisitos, con acordes que representan a cada uno de sus mundos de forma más que notable y con un tono más siniestro o alegre dependiendo de la vertiente moral que tenga nuestro personaje a partir de las decisiones tomadas. Hasta aquí todo excepcional.

Toca hablar del plano jugable del título de Spector. Aunque ahora vayamos a entrar en detalles, se podría resumir como muy notable, pero con ciertos errores que terminan por empañar demasiado la experiencia junto a otros errores de diseño.

Epic Mickey no es un juego de plataformas, sino que es un título que tiende al igual que muchos juegos a hacer una mezcla de géneros. En este caso, se mezclan las plataformas, junto con la exploración y con toques puramente sacados de los juegos de rol. A lo largo del juego, siempre estaremos en una ciudad base, llamada Ciudad del Mal, de la que elegiremos el siguiente mundo a visitar. Cada mundo está dividido en cuatro o cinco fases donde se nos pide que resolvamos una serie de misiones hasta llegar al jefe final.

Es en dichos escenarios donde prima un gran componente de exploración junto a momentos con plataformas donde haremos uso de nuestro pincel ya sea para pintar elementos del escenario que nos permitan crear bases por donde saltar, o eliminar muros con el disolvente para poder avanzar, así como también alcanzar zonas ocultas para conseguir objetos de coleccionista o bocetos que se añadirán en un apartado de extras. El uso del pincel también puede ser usado con los enemigos. En el caso de que decidamos rociarlos con el disolvente, acabaremos con ellos, sin embargo, si lis rociamos con la pintura de nuestro pincel conseguiremos que se pongan de nuestro lado y nos ayuden a luchar contra el resto de enemigos. También disponemos la posibilidad de golpearlos agitando el Wii Mote, con lo que conseguiremos dejarlos fuera de combate durante unos segundos para poder rociarles a nuestro antojo. Dependiendo de con qué tipo de líquido empleemos para plantarle cara a los enemigos, sobre todo con los jefes finales dependiendo si les derrotamos con el disolvente o la pintura tendrá sus consecuencias), y si decidimos colorear los escenarios o dejarlos pobres, se abrirán ciertas variaciones a las misiones dependiendo de la moralidad más malévola o benévola de Mickey.Sabremos en todo momento en qué senda nos estaremos adentrando gracias a la interfaz, que será verde si nuestro Mickey es malévolo y azulada en el caso contrario.

Estas fases de exploración se suceden a través de pequeños niveles en 2D, donde se hace gala del homenaje de Spector a toda la trayectoria de Disney con la utilización de escenarios de los clásicos cortometrajes . Dichas fases se basan en sencillas plataformas que no suponen absolutamente ningún reto, y son rápidas de ser superadas habiéndolas explorado al cien por cien (dudo que la más larga o complicada os lleve más de dos minutos). Después, siempre que se nos ofrezca la posibilidad de visitar un nuevo mundo, podremos realizar misiones para diversos personajes de los mundos ya visitados para obtener dinero y comprarnos objetos, fortalecernos, etc. Es ahí donde se hace hincapié en los elementos RPG, permitiéndonos además, siempre decidir el modo en cómo resolveremos cada misión.

La jugabilidad de Epic Mickey  es la misma durante todo su desarrollo salvo que avanzado un poco el juego también tenemos ciertas habilidades especiales como distraer a los enemigos, ralentizar el tiempo o crear bases para saltar mediante bocetos, aunque no sea una habilidad que esté muy explotada y prácticamente siempre que la usemos es porque está prefijada.

Toca hablar de sus flaquezas que también encontramos en su mecánica jugable. Como ya se ha adelantado, su jugabilidad es muy buena, del todo notable. Es fácil asombrarse con el juego durante su primera toma de contacto. Dudo que nos encandiléis jugando a Epic Mickey durante sus primeras horas, donde sólo veréis un par de lagunas que no hacen desmerecer al título nada en absoluto. Sin embargo, el juego tiende a la repetición de su mecánicas, llegado a un momento dado, el efecto sorpresa desaparece, dando lugar a cierta monotonía en su desarrollo, que más bien parece dado venir del puro conformismo de establecer unas bases pero sin explotarlas del todo y sin añadir nuevos añadidos durante todo su desarrollo.

Realizar misiones sencillas para la gente, avanzar en niveles en 3D y dar unos saltos en las fases 2D es muy divertido durante las primeras dos horas, pero cuando ya llevamos más de quince lo vemos con otros ojos. El juego cae en la repetitividad demasiado pronto al emplear siempre la misma mecánica, sin añadir nuevos alicientes y con una dificultad que en ningún momento es desafiante. No únicamente padece de este error, más propio del conformismo que otra cosa, sino que además la cámara no siempre se puede manejar a nuestro antojo, haciendo que por momentos estemos totalmente desubicados.

Otro error recaería en los elementos RPG, pues nos obliga a viajar a menudo por los diversos mundos con la obligatoriedad de siempre tener que superar las fases 2D, que por muy hermosas que sean terminan por hacerse cansinas. Resumiendo, la mecánica jugable de Epic Mickey es muy notable, pero debido a ciertos errores, algunos de diseño y otras más propias de la comodidad y conformidad, termina por empañar la calidad global del título, una lástima teniendo en cuenta lo brillantes que llegan a ser ciertas fases de exploración, que por momentos son sensacionales y muy originales.

La última obra de Warren Spector es muy contrastada, pues asombra en su presentación pero termina decepcionando por lo reiterativo de su desarrollo, que termina haciendo que el jugador termine siempre haciendo lo mismo, sin estar demasiado maquillado o disfrazado y sin alicientes o razones argumentales de peso que nos motiven a seguir. No por ello Epic Mickey no deja de ser un juego muy notable, sin lugar a dudas uno de los mejores juegos con el que nos podemos despedir este fin de año, pero no el mejor, y las promesas de Spector en su desarrollo, aunque cumplidas, no se puede decir que se hayan logrado hacer con la profundidad deseada.

No obstante, Epic Mickey es un gran juego que todo poseedor de Wii debería jugar y se convierte a la vez en una compra obligatoria para todo aquel que se considere seguidor de la compañía Disney, sobre todo en sus primeros años de vida, donde Spector ha querido declarar su amor y homenajearlo en toda su obra, objetivo que consigue con resultados abrumadores. Es un título de una larga vida y además muy rejugable si queremos ver las diferentes posibilidades dependiendo de lo benévolas o malévolas que sean nuestras acciones.

Es además un título que su mezcla de géneros es muy eficiente y redonda, con una perfecta simbiosis entre la aventura, las plataformas y el RPG, solo lastrado por un desarrollo menos ambicioso que su diseño artístico y con ciertos errores de diseño que empañan la experiencia pero no lo suficiente para alejarlo de ser un título destacable. Es por ello recomendable que todo aquel que se adentre en él lo haga de forma pausada, tranquila y moderada. Es un juego que se debe paladear y disfrutar paulatinamente, no es una obra para ser exprimida durante muchas horas seguidas, sino que se disfruta mucho más por partes para disimular sus errores de repetitividad y así obtener una experiencia mucho más rica y agradecida. Independientemente de las sensaciones que nos transmita la obra de Junction Point Studios, es muy probable que con el tiempo la recordemos con enorme ternura gracias al amor y cuidado que se ha puesto en ella, pese a algunas de sus lacras jugables. En cualquier caso, estamos ante un título de lo más recomendable para todo usuario de Wii, y muy disfrutable para cualquier perfil de jugador.

Lo mejor: Apasionante estética y sublime diseño artístico. Muy buena mezcla de géneros. Gran banda sonora. Largo y rejugable. Es una carta de amor no solo a Mickey, sino a todo lo que implica Disney. Gran cantidad de habilidades, y cosas por hacer muy variadas…

Lo peor: …Que tienden a la repetitividad. La cámara más que amiga es una enemiga. Partes de su desarrollo podrían haber sido mejor llevadas a cabo, evitando así su reiterativa mecánica y la sensación de estar haciendo siempre las mismas cosas sin motivo aparente. Ciertas ralentizaciones puntuales.


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