Análisis: Dead Island

Análisis: Dead Island 8

La temática de los zombis está muy de moda. Si antes los más acérrimos al género debían recurrir a films de serie B o unos pocos videojuegos, durante estos últimos años se ha convertido en un género masivo que podemos contemplar en series, libros, películas de gran presupuesto y, cómo no, videojuegos. Siempre ofreciéndonos variadas temáticas y desarrollos diversos a la hora de afrontar el género.

En los videojuegos es donde encontramos mayor variedad, mientras que el Survival Horror ha perdido mucha relevancia en estos años, los que están orientados a la acción más directa e incluso la más cafre (y si es masiva mejor) ha ganado mucha importancia en estos tiempos. En todo este panorama surge Dead Island, creado por el estudio polaco Techland, padres de la saga Call of Juarez.El juego fue presentado por primera vez en el año 2007, con un lanzamiento previsto para el 2008. Por desgracia, el título no generó ningún tipo de expectación y pasó a ser un proyecto olvidado, tanto que muchos lo consideraron como un proyecto fallido y cancelado pese a las pocas declaraciones de Techland afirmando que el juego seguía en desarrollo.

En febrero 2010 Techland libera un tráiler CGI con una realización y factura impresionante de lo que a partir de entonces todo el mundo conocería bajo el título de Dead Island. El tráiler causó tanta expectación que maravilló a profesionales de la industria cinematográfica y los jugadores más nostálgicos tuvieron la esperanza de que el Survival Horror resurgiera de sus cenizas. “No es para tanto”, dijeron desde Techland ante la expectación levantada. El tráiler debía servir como un medio para anunciar un proyecto que todo el mundo daba por muerto, sin embargo, creó unas expectativas exageradas que no han ayudado para nada al juego, sobre todo desde que mostraron sus primeras imágenes ingame.

Se lo ha comparado con numerosos juegos, pero el juego con el que es más abierto a comparaciones sería con Borderlands, cuya propuesta encandiló a muchos en el 2009 con su sabia mezcla de shooter de acción con toques RPG. Dead Island nos sitúa en una ficticia isla tropical llamada Banoi, destino turístico de muchas personas cuyas vacaciones se convertirán en una fatal pesadilla de supervivencia cuando empiecen a aparecer de la nada zombis dispuestos a devorar a todo habitante de la isla. Nada más comenzar la aventura deberemos escoger a nuestro personaje. Tenemos cuatro a elegir: Logan, experto en armas arrojadizas; Purna, experta en armas de fuego; Xian, experta en armas blancas; Y Sam B, experto en armas pesadas y contundentes y de ataques cuerpo a cuerpo. Cada uno de los personajes posee su propio nivel de fuerza, resistencia y de velocidad. Según el personaje que escojamos, deberemos optar por un sistema de combate u otro, pese a que el desarrollo de toda la trama se mantiene intacta, pues en las diversas secuencias del juego siempre estaremos acompañados de todos ellos, que no mientras juguemos. Poco hay que decir de su historia, pues es prácticamente anecdótica, muy pobre, e incluso decae en de forma bastante lamentable en sus compases finales.

Pero lo más interesante es cómo se juega a Dead Island y qué es lo que aporta. Podemos adelantar sin miedo alguno que se trata de un juego muy completo y eficaz, pero sus propuestas pueden no gustar a todo el mundo. Dead Island nos ofrece un entorno abierto que nos permite explorar a nuestro antojo, como si fuera un Sandbox, y se juega como un RPG occidental, lo que se traduce que durante su desarrollo podremos alternar misiones principales, concernientes a la trama, y segundarias que nos irán dando los diversos supervivientes de la isla. Dichas misiones cuenta con un grado de dificultad determinado, dictado según su complejidad. Su cumplimiento nos ofrecerá recompensas como dinero o armas nuevas junto con la adquisición de experiencia que nos permitirá subir de nivel. Cuando subamos un nivel, obtendremos un punto de mejora que podremos gastar en el árbol de habilidades que cuenta cada uno de los personajes. Dichas habilidades pueden estar enfocadas en la mejora del combate, como por ejemplo, mayor eficiencia en las armas, junto con otras facilidades como obtener ciertas ventajas como descuentos en nuestras compras. El modo en cómo optemos en mejorar a nuestro personaje, nos aporta muchas posibilidades de afrontar cada partida, pues son muy distintas entre sí según lo que estemos mejorando.

Un dato a tener en cuenta es que el título deja bastante que desear en sus primeros minutos. Exige cierta complicidad por parte del jugador, pues su desarrollo no adquiere ni fuerza ni interés hasta haber pasado más o menos una hora y ya tengamos cierta autonomía para explorar a nuestro antojo. Al principio, su jugabilidad y control puede resultarnos algo tosco, cosa que tampoco ayuda su mejorable navegación por los menús, que peca de ser algo lento. No esperéis encontraros con un juego desenfadado con el que dar rienda suelta a vuestro lado más cafre y burro. La obra de Techland opta antes por la seriedad, con un fuerte componente por la supervivencia. La aniquilación zombi no llega al masivo nivel de Left 4 Dead ni la cafrería y diversión de Dead Rising y este dato es importante remarcarlo. Tened en cuenta que la mayor parte de las veces en que os enfrentéis a los zombis en combate, lo haréis de cuerpo a cuerpo, pareciéndose mucho más en la línea de los enfrentamientos melée como la saga de culto Condemned. Las pocas armas de fuego que encontrareis junto con su escasa munición, harán que las reservéis cuando la situación lo requiera necesariamente. Techland, además, ha optado en que el juego disponga únicamente de una vista en primera persona, teniendo en cuenta que a este tipo de títulos les vendría mucho mejor la completa aparición del personaje al que controlamos para obtener mayor visibilidad. Todo esto se traduce en una serie de combates muy caóticos, con la cámara siempre en movimiento. Dicho aspecto puede llegar a no gustar a algunos o puede a la larga cansar, pero hay que aplaudir aún así las decisiones de tomadas por el estudio polaco en estos aspectos, pues el juego adquiere un grado de inmersión fenomenal.

Otro dato no menos importante es su dificultad. Dead Island no es precisamente un título frustrante, pero tampoco coge de la mano al usuario, y por momentos puede llegar a ser algo exigente. En Dead Island moriréis, y en bastantes ocasiones. Sin embargo el reparto de los puntos de control es muy generosos y siempre estaremos cerca de la última vez que caímos, aunque el juego penaliza nuestra muerte con una pérdida proporcional del dinero que tengamos, por lo que hay que ser cautos. Y es que en más de una ocasión es mucho más recomendable huir,  que el enfrentarse a la horda de zombis que nos acosan constantemente. No será extraño morir sin saber quién os ha atacado. Incluso puede que ante el enfrentamiento de un simple zombi perdáis con la llegada de unos cuantos más que os cojan completamente desprevenidos. Todo esto le confiere al título ciertos aires de estrategia, caótica, eso sí. Pues siempre deberemos estar en constante movimiento vigilando nuestras espaldas, y vigilando siempre a dónde vamos, no vaya ser que acabemos en un callejón sin salida con una horda de zombis pisándonos los talones, algo que suele pasar muy a menudo.

No estamos ante un título descerebrado. Hay que ser siempre cauto. Cualquier combate puede significar nuestra muerte. Mientras estemos en zonas sin zombis, deberemos explorar muy atentamente cada rincón en busca de dinero, botiquines u otras herramientas que nos faciliten nuestro camino, aportando un genial toque de tensión en todo momento a su jugabilidad. Puede que Dead Island no sea un Survival Horror, pero aporta bastantes ingredientes a sus mecánicas jugables que hacen que por momentos se le acerque a la hora de aportar tensión, creando una experiencia muy inmersiva.

Las armas de combate cuerpo a cuerpo poseen una gran importancia en todo el título, pues aparte de tener ventajas sobre unas dependiendo de nuestro personaje, podremos obtener manuales para fabricarnos nuestras propias armas siempre que tengamos las herramientas necesarias para construirlas, muy en la línea de Dead Rising 2. Para ello deberemos recurrir a unas mesas de trabajo esparcidas por diversos puntos del extenso mapeado. Ello se traduce en bates con clavos, machetes eléctricos, pistolas de munición explosiva… las posibilidades son muy numerosas. En dichos talleres, también podremos mejorar la efectividad de nuestras armas, como un mayor daño, mayor resistencia… siempre que dispongamos del dinero suficiente para ello, desde luego. Sin embargo, hay que tener en cuenta que cada arma se desgasta con su uso, obligándonos a repararlas constantemente, lo que supone un significativo desembolso de nuestros fondos. Todo en Dead Island ha de ser racionado concienzudamente, de ahí también reside una buena parte de su constante tensión. Ninguna decisión deberá ser tomada a la ligera. También podremos desplazarnos por sus grandes territorios en ocasiones en Jeeps o furgonetas, manteniéndose la vista en primera persona, recordando mucho al Far Cry 2.

Una última aportación de tensión que impregna el título es que los zombis suben también de nivel y siempre proporcionalmente al nivel que nosotros estemos o un par por encima o debajo de nosotros. Puede que a muchos este dato no les haga ni pizca de gracia, pero aporta esa idea de que pese a nuestra experiencia y adquisición de ventajas y habilidades, nunca estaremos realmente a salvo. No existen zonas de zombis más débiles y otras de zombis más fuertes. Otro punto muy controvertido es su incomodo sistema de guardado, encargado de registrar nuestros progresos automáticamente y prácticamente en cada momento, sin la posibilidad de que el usuario pueda guardar una partida aparte. Nunca podréis volver atrás. Así que siempre conviene ir bien preparado a la hora de iniciar cada nivel.

Otro dato importante y muy de agradecer es que no siempre nos enfrentaremos ante un mismo tipo de zombi, sino que los hay de varios tipos. Los más corrientes serían los caminantes, los más lentos e inofensivos; Los matones, que poseen una enorme fuerza pese a ser algo más lentos; Los suicidas, que explotan si nos acercamos a ellos o los infectados, muy rápidos y agresivos. Todo esto implica que deberemos optar por pautas de combate diferentes según al tipo de zombis a los que nos enfrentemos, sin embargo, la mayor parte de las veces habrá siempre un poco de todo.

Dead Island es un título generosamente largo si lo completamos al 100% con sus misiones principales y segundarias, que podría ocuparnos algo más de 25 horas. El juego posee la gran cualidad de tener un desarrollo muy adictivo en todo momento, sobre todo en sus primeras horas. Luego peca de ser algo repetitivo, pese a seguir picando. Para ello, Techland ha apostado muy fuerte por un multijugador online cooperativo para hasta cuatro jugadores que nos ayuden en nuestras misiones y que se pueden unir en todo momento. Pese a ello, hay que remarcar que la experiencia en solitario es muy satisfactoria. Puede que la repetitividad se haga más notoria, pero la tensión y soledad también.  La mayoría de misiones se reducen a rescatar a personas, conseguir provisiones, quitarle el sufrimiento a alguien…La mayoría tienen su sentido en su contexto y otras son rematadamente absurdas.

Técnicamente hablando, el acabado gráfico del juego es bastante irregular. El motor del juego es de la propia Techland, llamado Chrome Engine. Por un lado, nos encontramos con una paleta de colores muy rica e intensa en los exteriores. No cabe la menor duda que lo más destacado son los ricos escenarios exteriores de Dead Island, ya sea la playa, la ciudad o la selva, que poseen un aspecto descuidado y bello a la vez, dotado, cómo no, de toda esa aura tropical. Los escenarios interiores, en cambio, no gozan de un diseño tan brillante y pecan de ser excesivamente parecidos unos de los otros. Otros detalles a remarcar son los zombis. Existen bastantes modelos y el Chrome Engine goza de una tecnología muy vistosa que permite ver los daños que les hacemos en tiempo real. Es decir, que dependiendo de con que arma y cómo les aticemos, los daños en la piel se verán reflejados, incluso con la aparición de sus musculos. También es muy vistosa la física y efectos como la sangre desparramándose cuando nos ponemos a desmembrar o a decapitar a los zombis con las armas cortantes, viendo brazos y cabezas volando por doquier. Son detalles muy conseguidos, que quedan salvajemente recreados en pantalla. Muy vistoso, la verdad. En contrapartida, los diseños de los personajes humanos no están tan logrados y resultan bastante inexpresivos en comparación con los muertos vivientes. Es también un fuerte contraste que pese a la naturalidad mostrada en los daños de los zombis, el resto de animaciones pecan de ser demasiado robóticas y bruscas. Otro aspecto que no se puede pasar por alto es la poca definición de las texturas, incluso adolece de los mismos fallos de la ya clásica tardía carga de texturas del conocido Unreal Engine, sobre todo en las secuencias de video, todas ellas realizadas con el mismo motor del juego. Pese a que tampoco posea excesivos tiempos de carga, cuando vamos en vehículo, hay algo de popping. Y lo que resulta a veces demasiado exagerado, es la fuerte presencia de clipping, léase zombis atravesando paredes y demás objetos. En pocas palabras, gráficamente vistoso, por momentos bello, pero rotundamente inacabado y descuidado en no pocos ámbitos.

El apartado sonoro es bastante cumplidor, destacando los diversos sonidos de los zombis así como del sistema de daños, sin contar con detalles sonoros como la vegetación. El doblaje se mantiene en inglés, subtitulado en castellano. Pese a que haya voces reconocidas de otros videojuegos y series de animación, la calidad y trabajo de algunos actores de doblaje deja bastante que desear. El plano musical es difícil juzgarlo pues es prácticamente inexistente, relegado a un segundo plano para ayudarnos a sumergirnos en esa soledad que nos ampara  durante el desarrollo de todo el juego.

No es fácil juzgar un título como Dead Island, pues posee un rico y trabajado sistema de juego pero presenta en ocasiones un acabado que da la impresión de que el juego se ha lanzado con prisas y sin pulirlo. Cada persona deberá juzgar por sí misma que aspecto le pesa más. No cabe duda de que Dead Island posee un acabado técnico muy logrado, pero que se ve lastrado por deficiencias graficas garrafales, junto con ciertos bugs y un discutible sistema de guardado. No obstante, el sistema de juego es muy atractivo, pese a que ya lo hayamos visto en propuestas como Borderlands. Y es que incluir la temática zombi dentro de un juego de acción en primera persona con toques RPG puede llegar a ser muy tentador. Lo es más todavía si tenemos en cuenta su larga duración y posibilidades, sin contar además que pese a no ser un Survival Horror ni mucho menos, se vive una tensión en todo momento gracias a su sistema de juego que será muy bien recibida por todos los nostálgicos del género. Los fans de los zombis y los más nostálgicos tiene razones de sobra para hacerse con la nueva propuesta de Techland, que se consolida como su obra más ambiciosa, pese a que paradójicamente le haya faltado ciertos pellizcos de ella para llegar a lo más alto. Dead Island es un título muy recomendable, sin embargo, quizá no sea el más recomendable para la oleada de increíbles juegos que están llegando y los que están por llegar en estos meses de campaña navideña. Y es que si Dead Island hubiera salido en otro contexto, su adquisición sería casi obligatoria. Nos queda un juego bastante notable, al que no le ayuda nada el tráiler CGI que tantas expectativas levantó, creando para cada uno de nosotros la idea de qué es lo que hubiéramos querido que fuese Dead Island. Como ya se ha dicho antes, ese tráiler debe ser visto como la llave para dar a conocer un título que a nadie le llamaba la atención, un proyecto completamente muerto… Pero al final del trayecto, este muerto ha demostrado estar muy vivo.

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