Análisis: Rygar – The Legendary Adventure

Análisis: Rygar - The Legendary Adventure 2

En verano, como ya es sabido, se reduce de forma considerable el lanzamiento de nuevos videojuegos, es una época donde las novedades no proliferan y las que aparecen no son de una calidad demasiado alta. Esta situación es además bastante incómoda, pues es el periodo del año donde para algunos las largas vacaciones de sol y playa son también una muy buena excusa para jugar a videojuegos. Para un servidor, la época estival es un muy  buen momento para rejugar o descubrir reliquias del pasado, títulos que en su día no se le dieron importancia y que no por ello están exentos de calidad, como es el caso del juego que nos ocupa, Rygar: The Legendary Adventure, un título desarrollado por Tecmo que procede de inspiración de un clásico de los salones recreativos lanzado por el ya un tanto lejano 1986.

El título fue lanzado de forma exclusiva para Playstation 2 en la primavera del 2003, con una calurosa acogida por parte de la crítica y público, pero que fue eclipsado por otros títulos de mayor renombre que fueron lanzados por aquella época, uno fue Enter The Matrix, que aprovechó el tirón del estreno de Matrix Reloaded en cines y el otro fue Silent Hill 3, que fue lanzado cuando la saga gozaba de la su mejor estado de salud. En su momento fue muy comparado con Devil May Cry, título con el cual compartía bastantes similitudes en su sistema jugable, alternando combates dinámicos y espectaculares junto con momentos más pausados resolviendo sencillos acertijos. Pero pese a ciertos aspectos comunes con la saga del caza demonios, Rygar optaba más por la exploración y la resolución de puzles que por la acción directa, que a veces pecaba de ser un tanto repetitiva y tampoco ayudaba mucho la poca variedad en el plantel de enemigos. Tampoco es demasiado descabellado afirmar que Rygar sirvió de precedente e inspiración para futuras aventuras que serían lanzadas en esa misma generación, y es que seguramente muchos de los que lo hayan jugado pensarán que los desarrolladores de la saga God of War encontraron un muy buen punto de referencia.

Ya entrando de lleno en el juego, hay que decir que tiene aspectos más pulidos que otros, lo que le convierten en un título muy notable y divertido, pero que dista lejos de ser memorable. Entrando en su apartado técnico, se puede resumir en una sola palabra: brillante. Puede que ahora haya envejecido un poco, pero en aquel 2003, los graficos de Rygar suponían el techo tecnológico de Playstation 2, era uno de los juegos más impresionantes y atractivos que la consola de Sony tenía en su poder. Como no, también ayudaba su gran ambientación de la mitología griega junto con un soberbio apartado artístico. Los videos estaban hechos con el mismo motor del juego salvo un par de escenas CGs muy puntuales que cortaban el aliento. Si nos ponemos a analizar su calidad sonora,  no es que iguale a la gráfica, sino que incluso la supera. Sus voces y efectos sonoros son más que notables y contundentes, pero donde brilla más es en su excelente banda sonora. No cabe duda, su partitura es memorable y hace que pasearse por los grandes y bellos escenarios del juego de Tecmo sea una auténtica gozada. En pocas palabras, su apartado técnico tan exquisito, espectacular y cuidado convierten a Rygar en un juego muy bonito de ver. En su momento fue apoteósico y ahora pervive de forma brillante gracias a su incuestionable belleza.

En el terreno jugable, como ya se ha dicho, mezcla momentos de combates, junto con plataformas y momentos de resolución de puzles. Y es uno de los puntos donde el juego se muestra algo más irregular, pues no todas sus formas tienen el mismo nivel de calidad. Los combates, como era de esperar, son quizá lo mejor del juego. Podemos alternar entre tres armas, que no dejan de ser escudos, pero que cada una tiene ciertas propiedades que la hacen más propicia a cada tipo de enfrentamientos, si tenemos muchos enemigos que combatir, si son rápidos, etc. Cada arma dispone también de un poder especial que suele hacer más daño y que es recomendable reservarlo para los jefes finales, que son sin ninguna duda, lo mejor del juego. Cada uno es diferente del otro y con sus propios y respectivos patrones de ataque. Algunos son enormes y gozan de un diseño excepcional. Por el contrario, algunos de los enemigos de los enfrentamientos más comunes pecan de ser repetitivos, con un descarado reciclaje del diseño. No deja de ser sorprendente, aún así, que Rygar no se centre del todo en los combates, su desarrollo se inclina más a la exploración, resolviendo pequeños acertijos y recorriendo algunos escenarios repetidas veces para adquirir una nueva habilidad que nos permita abrir una puerta cuyo acceso nos sería imposible sin antes haber adquirido dicho poder. Luego, el juego goza de momentos de plataformas, y son por desgracia, los peor resueltos. Esto es debido a una gestión de cámaras que a veces no nos permite calcular bien las distancias y a un control no demasiado bien implementado. Aunque podemos decir a su favor, que si fallamos, nunca morimos, sino que nos hacen retroceder un poco. Pese a ello, no deja de ser sorprendente que uno de los momentos más brillantes y épicos de Rygar sea una fase de pura plataforma, hay contrastes para todo.

En cuanto a historia, Tecmo nunca ha empleado demasiado tiempo en sus juegos en ese apartado, y este juego no iba a ser ningún caso excepcional. Es una historia muy tópica, donde una princesa, con un descarado parecido a Britney Spears es secuestrada por los titanes y el bueno de Rygar empleará toda su fuerza y astucia para rescatarla. El problema de su trama no es precisamente que caiga en todos los tópicos posibles, sino que peca de ser pretenciosa y el carisma del protagonista es nulo, junto con momentos que intenta tener momentos de lucidez que caen en la mayor ridiculez. Y es que Rygar podría ser el perfecto alter ego de Adam West de la serie de Batman de los años 60, con su necesidad de hacerse resaltar y de darle una moraleja y sentido a todo.

Ahora viene lo más doloroso del juego, y como algunos ya habrán deducido, es su duración, el juego puede ser terminado en unas cinco horas y no tiene demasiados alicientes o extras para volver a ser jugado. No se puede negar que estamos ante un título muy divertido y rejugable pero su duración es insultante. Y es que cuando parece que ya le vamos cogiendo el tranquillo y disfrutamos de toda su gran mecánica nos aparece en jodido título de The End en la pantalla.

Britney Spears parece más lista y luce mejor en su versión pixelada
Análisis: Rygar - The Legendary Adventure 2

Rygar no es ni por asomo, una obra maestra, pero es un título redondo, pero que puede ser terminado fácilmente en un par de tardes, por lo que no se hubiera amortizado su inversión inicial, aunque si recurrimos a la segunda mano, la cosa cambia. Tiene sus pequeños defectos, pero son completamente perdonables y lo que dura se disfruta mucho. Pero no deja de ser cierto que de haber alargado su experiencia y hacerlo un poco más variado, le habrían convertido en una obra maestra, pues recursos no le faltan, gracias en parte, a su mastodóntica belleza. Finalmente, nos quedamos con un título notable, que no memorable, pero que fue un precedente de lo que sería luego la saga God of War. Si os gustan las aventuras y tenéis la oportunidad de adquirirlo a un precio asequible, vale la pena, pues deja un muy buen sabor de boca. Incluso no hace mucho han hecho un port para Wii, aunque no aporta nada novedoso.

Lo mejor: Apartado técnico brillante, gracias a sus preciosistas gráficos y magistral banda sonora. Desarrollo muy variado, acompañado de momentos brillantes. Excepcionales jefes finales.

Lo peor: Rygar destila una personalidad vacía y absurda cuando trata de llegar al jugador. Los combates pueden hacerse repetitivos (y eso que no es lo que más abunda en el juego). La cara de idiota que se te quedará cuando veas aparecer ya los créditos finales.

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