Análisis: Children of Morta

Análisis: Children of Morta 4

Children of Morta

Análisis: Children of Morta 2
Fecha de lanzamiento
3 septiembre, 2019
ESTUDIO
Dead Mage
EDITORS
11 bit Studios
PLATAFORMAS
PC, Mac, Linux, PS4, ONE, Switch

El patio trasero de los Bergson da al monte Morta. Desde un mirador puede verse el pico al fondo, a un mundo de distancia, rodeado de bosques, cuevas y mazmorras, símbolo de una lucha centenaria y cuna de un dios enfurecido. La estampa como fondo de su día a día recuerda constantemente a la familia que tienen una misión, una tarea que les ata a la realidad y a sus habitantes y que es, para sus tres generaciones vivas, tanto una razón de ser como una pesada sombra. Los Bergson, enfrentados a ese territorio amenazado por la ruina, conforman un linaje atrapado en el determinismo de un legado impuesto, atravesado por una responsabilidad que se manifiesta de múltiples maneras, pero que siempre está al servicio del combate. Por suerte, al otro lado de todo ese destino y dentro de los muros del hogar tienen un lugar en el que recluirse de tanto en tanto, un hueco en el espacio en el que encontrarse, bajar los brazos y descansar. Un sitio en el que dedicarse a ser familia.

Children of Morta se construye a partir del choque continuo entre estas dos esferas. En casa, un narrador nos presenta a los Bergson miembro a miembro, tomándose su tiempo y dejando que las particularidades de cada miembro vayan aflorando poco a poco. Fuera, esa misma voz guía nuestros pasos a través de mazmorras procedurales que estructuran un roguelike simple pero bien armado.

La historia de la tierra y de la familia transcurren en paralelo, ambas asoladas por una crueldad que se va haciendo cada vez más evidente a medida que avanzamos, y cosidas por el eco de las anécdotas hogareñas y los avances en el conflicto. Los protagonistas de Children of Morta, tan dueños como víctimas de su sino, cargan con una leyenda inevitable: cada vez que cambian el mundo, el mundo les devuelve la jugada.

La mezcla continua sirve a los de Dead Mage para insertarse en las dinámicas consolidadas del género y lo procedural para resignificar muchos de sus puntos clave. La genética de los Bergson, el árbol de habilidades de cada uno de sus parientes, sigue siempre una misma estructura, unos nodos que se repiten y devuelven una especie de consanguineidad que define sus golpes críticos, sus habilidades innatas y los colores de su ira. Los rasgos que identifican al elenco de Children of Morta, la marca de su genealogía, son una constante: un ataque principal, uno secundario, un movimiento defensivo y un estallido de furia para cuando la cosa se ponga dura. La manera en que se manifiesta en cada uno de los Bergson es lo que varía, lo que crea las ramas de su estirpe y se solidifica en cada una de sus individualidades.

Así, el clásico sistema de clases y trabajos se recrea a través de un parentesco mecanizado, sobre el que además se impone una obligación al cambio continuo entre protagonistas para evitar que sucumban al tedio de la ruina. Como contrapunto, conforme los Bergson suben de nivel van desbloqueando habilidades familiares, rasgos pasivos que afectan a todo el grupo por igual, de los que emergen una idea procedural de vínculo que se va estrechando a medida que se desarrolla. La familia, que comienza jugablemente segmentada a nivel cero, va aprendiendo a luchar como conjunto, prestándose poderes y destrezas, hasta que en las cotas más altas de la pericia sus lazos explotan en todo tipo de expresiones de afecto: el amor de un padre regenera salud, el apoyo de un hijo enseña a controlar la rabia y los ánimos de una hermana dan firmeza y velocidad. Unidos, los Bergson son invencibles.

Esto se refuerza por la manera en que la voz narradora que mencionaba antes relata la acción en pantalla. Salvo en los segmentos de historia que atañen a alguno de los parientes en concreto, no importa cuál de ellos escojamos para una incursión en las mazmorras, porque siempre existirá como parte de un todo, como representante del espíritu luchador compartido. De esta forma, en Children of Morta se deconstruye la habitual figura heroica y omnipotente del jugador y sus pedazos se reparten entre todos los familiares: la abuela, con la sabiduría de sus libros, interpreta el mundo y sus profecías, desbloqueando un rango de mejoras en la relación entre los Bergson y el mundo de su juego; el abuelo, siempre liado en su taller, crea mejoras de equipo que afectan al desempeño de todos en el combate; y cada vez que en mitad de una partida necesitas hacer dos cosas a la vez, ahí está alguno de los otros combatientes, dispuesto a echarte un cable y a recordarte que el Morta no puede coronarse en soledad.

Todas estos condicionantes se filtran también al relato del crecimiento de la familia. El hijo varón más joven, deseoso de probar que está listo para la lucha, se desbloquea para jugar cuando su abuelo le forja unas dagas con las que templar y dirigir su ímpetu. La hija pequeña, la niña del fuego, hierve de un poder descontrolado que debe afilarse primero en compañía de su padre, luchando juntos para cubrirse las espaldas, hasta que finalmente deciden entre todos que está preparada para enfrentar el mal en solitario. Con todos estos ingredientes, Children of Morta se va abriendo a pequeños pasos y a grandes peleas, asentado en ese contraste continuo que hace que la mesa del salón de los Bergson sea tanto el lugar en el que plantean su estrategia, donde se organizan como guerreros, y donde simplemente se reúnen para disfrutar de la tranquilidad de una cena. La virtud de la familia es que, hagan lo que hagan, lo hacen siempre en compañía.

A base de esta composición de domesticidad y aventura que se conjuga en algo cercano a un costumbrismo épico, y gracias a que jamás deja de tratarte como uno más de la familia, Children of Morta abre el hueco perfecto que el jugador encaje y sienta que los Bergson importan. La gran baza de la obra es la manera en que es capaz de generar una inmersión emocional, una incrustación basada en el tratamiento detallista y sensible de sus existentes, que, aunque valientes y dispuestos, están siempre a merced de que tras cada avance en el camino se esconda un revés que haga temblar todo el tronco de su genealogía. Children of Morta marcha a ritmo de refriegas, pero el reguero que deja tras de sí es tanto de instantes afectivos y entrañables como de cicatrices y traumas. Esta no es una campaña que pueda ganarse sin un precio, pero en Children of Morta el peso siempre se divide y se comparte.

La propia casa de los Bergson se va revelando paulatinamente como un miembro más de toda esta historia. La maldición de los dominios del Morta se cierne sobre ella y va consumiéndola desde fuera, pero el interior resiste contra viento y marea. Y no solo será un refugio para los protagonistas, sino que de tanto en tanto nos cruzaremos con víctimas de todo tipo a las que podremos ayudar y dar cobijo, engrosando una idea de familia que va más allá de la sangre, que es un gesto, una intención y un deseo inquebrantable. El viaje va quedando registrado en las paredes y suelos del hogar, en cada una de las habitaciones, con recuerdos de las expediciones que van adornando la casa y compilando los hitos de la narración y con momentos íntimos que, desligados e independientes del hilo gordo de la guerra, dejan que los Bergson expresen sus dudas y temores. De puertas para adentro y con las armas enfundadas la familia se revela absolutamente humana.

A dos velocidades, Children of Morta trae un cuento tan fantástico como cercano, tan lleno de esperanza y optimismo como de crudeza y sacrificio. La urdimbre de la obra, teñida de una retórica procedural sencilla y refinada, se despliega comunicativamente para que su tema central, la familia, no sea algo que se cuente, sino algo que se juega. Los Bergson, con sus armas en alto, sus ojos verdes brillantes de perseverancia y su domesticidad defendida contra viento y marea se revelan pronto como el verdadero reclamo de Children of Morta, y como una prueba notable de que la inmersión más potente y directa se hila, antes que nada, a través de las emociones y la sensación de pertenencia. La puerta de los Bergson está siempre abierta para el que quiera compartir la lucha y el fuego, un baile o una horda, un jefe final o una merienda. Porque todo el que entra en esta casa tiene un hueco en la familia, una silla en la mesa y un lugar en el que encontrar una nueva vida.

Análisis: Children of Morta 3
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