Análisis: Asura’s Wrath

Análisis: Asura's Wrath 4

En Nivel Oculto descubrimos este Asura’s Wrath gracias al tráiler que aparecería en el Tokyo Game Show de 2010. En el momento nos llenó de hype, HAMOR y todo tipo de sensaciones demasiado bonitas como para ser escritas. ¿Por qué? Fundamentalmente por la aparición de Budas Robóticos Gigantes, lo que hace automáticamente que cualquier juego sea un éxito instantáneo. Lamentablemente, tras eso todos los avances apuntaban que el juego iba a ser prácticamente un anime interactivo, y la demo terminó de echarnos para atrás. Por suerte, un irreductible miembro del staff de la web (c’est moi) decidió que nuestros lectores deberían conocer LA VERDAD, así que ahí va.

Para ir directos: Asura’s Wrath es un doble fracaso. Es un fracaso como experiencia jugable, y es un fracaso como anime interactivo. El análisis podría acabar aquí y yo me quedaría tan pancho, pero vamos a desglosarlo todo un poco para que quede claro, con una sorprendente conclusión final que sólo conoceréis si leéis el texto entero.

¿Por qué es un castigo divino hecho juego? Porque falla estrepitosamente como videojuego. Básicamente, es un compendio de tres estilos distintos. Por un lado, hallamos partes de hack ‘n slash, por otro momentos de shoot ’em up y por el otro secuencias interactivas plagadas de QTE’s. El mayor desnivel lo encontramos en las partes de lucha contra enemigos: sólo tenemos un dos botones para combatir (y otro para lanzar proyectiles) y los combos brillan por su ausencia. La experiencia se convierte en machacar el botón de ataque normal hasta poder usar el botón de ataque fuerte, y así hasta rellenar o una barra que nos habilita para ataques fuertes ilimitados o la barra de furia. Esta última es el objetivo en todo combate, pues más que derrotar a los adversarios, lo que tenemos que hacer es llenar la barra y activar la furia para que nos aparezca el siguiente QTE. Y así, ad infinitum. Las batallas son un tedio mortal, y encima queda totalmente desaprovechada la posibilidad de poder manejar a una semideidad hinduista con seis brazos, limitándolo a una sucesión de hostias al mando y ataques de furia. Encima todo esto es sencillo a más no poder, y sólo nos supondrá un desafío en momentos muy concretos.

Los momentos de shoot ’em up sobre raíles son, al menos, algo más originales y entretenidos, aunque el cometido es el mismo. Vamos eliminando enemigos guiados hasta el siguiente enemigo gigante al que sólo podemos derrotar usando la barra de furia, y vuelta a empezar. Al menos, son más divertidos y menos repetitivos que los momentos de combate, que cansan y mucho (insisto, un delito en un título de estas características). Y finalmente tenemos por todos lados los QTE’s, que aunque son muy espectaculares acaban por saturar. De esta quema sólo se salvan algunos enfrentamientos finales, que añaden variedad, una secuencia con más libertad en un balneario y poco más.

Por otra parte, ¿por qué es un fracaso como anime interactivo? Precisamente porque si lo que pretenden es que disfrutemos de la trama del juego (hablaremos más adelante de ésta), lo único que consiguen es desesperarnos entre secuencia y secuencia. El título es muy ambicioso, y cada capítulo abre contándonos lo que vamos a encontrar y con un bello interludio que ha sido dibujado por un artista distinto para cada capítulo (hay algunos espectaculares, en plan “estilo antiguo japonés”), pero todo esto se va al garete cuando tenemos que soportar un gameplay aburrido y monótono para llegar hasta la siguiente secuencia.

Realmente es una lástima, porque hay una inversión creativa importante en Asura’s Wrath. Quitando el detalle de que todo el mundo grita al hablar (podríamos denominar al juego como shout ’em up) y de algunos diseños cuya capacidad para destrozar los ojos al más hortera, todo está cuidado al detalle. Por un lado, hay una trama que va de menos a más, que, aún no siendo gran cosa, consigue aunar cyberpunk e hinduísmo. En esto se acerca mucho al también fracasado Too Human, con trama interesante y gameplay desastroso; cuando el referente (y lo que todos esperábamos en esta web) es que fuera un God of War hindú. No deja de ser interesante que hayan decidido tirar por una religión que no se ha visto demasiado en los videojuegos (y eso que es de las más seguidas), y nos alegra que se sigan buscando referentes culturales distintos para variar. Por otra parte, salvando lo hortera, hay diseños realmente inspirados (eso sí, japoneses en exceso) y los dos personajes jugables tienen sus propias animaciones muy diferenciadas. Y la música es una delicia, aunque está demasiado alta (hay veces que cuesta oír a los personajes, y eso que no paran de gritar).

Pero todo esto está al servicio de una experiencia jugable muy deficiente, y pasa al segundo plano cuando acabamos hartos de pulsar el mismo botón. Para colmo, el final del juego es doblemente secreto. Lo que en un principio parece un guiño al jugador hardcore (se han ido perdiendo los finales secretos, las fases secretas, trajes secretos…en favor de los descargables) nos confirma la cara dura de Capcom. Y es que al llegar al final secreto (que le da una vuelta de tuerca espectacular a la trama) nos dejan un simpático “continuará” y varios contenidos descargables en los que contarnos el final verdadero. Éste es una delicia y acaba por dejarnos con un muy buen sabor en la boca al cambiar totalmente la propuesta del juego, pero sólo podremos verlo pasando por caja de nuevo o recurriendo a Youtube. ¿Puede un juego cuya única cosa salvable es la parte conceptual y la trama permitirse este ejercicio de racanería? En absoluto, y tira por tierra toda la propuesta del mismo como anime interactivo.

Con todo, Asura’s Wrath no deja de ser un título curioso, al que uno puede hacer caso si le sobran un par de euros para alquilarlo o decide tirar la casa por la ventana y adquirir cuando vea a diez euros. Eso sí, si os decantáis por ello, tomad el juego con mucha paciencia. De hablar de un anime a secas estaríamos ante algo con la posibilidad de ser muy grande, pues hay un trabajo gordo en la ambientación, pero si queremos tomárnoslo como el videojuego que pretende ser no queda más remedio que lamentarnos por la oportunidad perdida. Y ya si le sumamos lo sinvergüenza de los DLC’s…

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