¿Y el Gamefest? Pues muy bien, gracias [2/2] (incluye fotos de azafatas)

¿Y el Gamefest? Pues muy bien, gracias [2/2] (incluye fotos de azafatas) 1

Previously on Nivel Oculto en el Gamefest: Los integrantes de Nivel Oculto se encontraban desconcertados ante tantos estímulos. Una supernova videojueguil se había desatado ante sus ojos y había estallado en forma de sueños no aptos para menores con Megan Marie. Para recuperarse recurrieron a lo que mejor saben hacer: ingerir comida basura a precio de oro dentro del recinto ferial. Las patatas rancias y las bebidas gaseosas causaron el efecto deseado y nuestros héroes henchidos de renovadas energías y arterias atestadas de colesterol corrieron raudos hacia el resto de los stands enseñando sus pases de prensa mientras las azafatas suspiraban y el resto de los jóvenes allí presentes murmuraban pequeñas maldiciones llenas de envidia.

El sitio con más HAMOR por metro cuadrado de toda la feria.

El año pasado Nintendo miró a los asistentes del Gamefest como lo hace una camarera de un garito de moda consciente de que sus senos desafían cualquier ley de la gravedad postulada. Tu deseas su cuerpo y el alcohol que se encuentra en sus dominios y no necesita ser simpática para tenerte pegado a la barra. La gran N ha pasado en un año de ser esa camarera a convertirse un bonachón bajito con poco pelo y algo entradito en carnes que intenta entablar conversación contigo para demostrarte que es un tipo inteligente y que en sus tiempos mozos jugó de base en el equipo de baloncesto de su universidad. Allí estaban decenas de 3DS dispuestas a ser manoseadas y maltratadas por cualquiera que quisiese dedicarle un poco de su tiempo. Y como si de un burdel next-gen se tratara tenías a tu disposición cualquier tipo de perversión, desde Kid Icarus: Uprising a Resident Evil Revelations pasando por las tres lujosas exquisiteces orgullo de la casa: Super Mario 3D LandMario Kart 3DS y Luigi’s Mansion 2.

Se que hemos puesto a parir a Nintendo en un montón de ocasiones por aquí. Entendednos, ese segundo stick hace que Dios mate el gatito de una pequeña niña huérfana de cabellos dorados cada vez que alguien lo utiliza. A mi juicio es peor que Hitler, pero el tiempo lo dirá. Sin embargo hablamos de Nintendo, la única compañía del mundo capaz de hacerme olvidar toda su política de revisiones de hardware, reventa de juegos clásicos y directores que no saben hablar inglés con sólo otorgarme cinco minutos de verdadero hamor. Y eso es lo que trajeron al Gamefest: hamor. Y del bueno, del que sólo es capaz de ofrecerte un señor regordete y despechado en su madurez. Un cariño que comenzó cuando pusimos nuestras depravadas manos sobre Super Mario 3D Land, continuó mientras acariciábamos a Mario Kart 3DS y culminó con sonoros espasmos de placer en Luigi’s Mansion 2. Habiendo jugado apenas 20 minutos a cada uno de ellos desde aquí proclamo que justifican la compra de la consola por si mismos. Porque donde dije digo, digo Diego y aquí paz y después gloria ¿El resto? Yo que se, todos mis recuerdos son borrosos después de aquello. Soy un tipo impresionable y mi fondo físico ya no es el que era. Se que en un momento de lucidez pensé que Kid Icarus: Uprising me pareció una curiosa revisión de Space Harrier pero me temo que no puedo aportar ningún dato más, agentes.

Hora de un cigarrito postcoital.

Ese pájaro está sufriendo ¿es que nadie lo ve?

 

En un alarde de orgullo regresamos a la zona nintendera para constatar que Zelda Skyward Sword será un magnífico epitafio para una consola que creo que acaba su ciclo vital con más luces que sombras pese a la opinión generalizada. También estaba por allí Rayman Origins, del cual sólo puedo decir que lo poco que pude jugar me encantó, aunque cualquier cosa en 2D con ese estilo gráfico suele encadilarme y hacer que suelte mi típico discurso en contra del fotorrealismo, de la next-gen, de los juegos marrones y las gasolineras con autoservicio. Porque las cosas ya no son lo que eran y estos en mis tiempos no pasaba y niño no me contestes que soy tu padre. Vamos, que me gustó.

Siguiendo el rastro de una música ensordecedora terminamos recalando en el stand de Microsoft. Ante nosotros se desplegaban una docena de puestos con Kinect, que estaban repletos de gente saltando, bailando, riéndose y, en definitiva, anunciando compresas. La política de Microsoft con la constante promoción de su periférico parece estar dando buenos resultados y a mi me parece estupendo. Los juegos gustan a quienes tienen que gustar y todos contentos. Yo tengo mi eje de equilibrio en Cuenca, por lo que cualquier intento, no ya de ejercitar un par de pasos de baile coordinados, sino de levantarme o sentarme sin emitir un sonoro “aaahhhhhh” resultan futiles. Debido a este y otro problema relacionado con la vergüenza propia y ajena me decidí por el único título de los que se encontraban allí presentes que no iba a requerir, a priori, que me agitase coordinadamente de manera rítmica delante de una pantalla y de una señorita con minifalda blanca: Kinect: Star Wars.

Y así es el futuro de los videojuegos: Twister 2.0

 

Imaginaros que Star Wars estuviese protagonizada por Jar Jar Binks, Sandra Bullock y Renée Zellweger. Que en vez de luchar con sables laser fuesen duelos de acordeón y que Darth Vader tuviese la voz de Rita Barberá ¿Lo tenéis? Pues una mierda comparado con las sensaciones que deja en el cuerpo Kinect: Star Wars. Me niego a entrar en detalles sobre el mecanismo del juego pero baste decir que es el peor título de Kinect que he visto. Como comprenderéis, después de eso nos fuimos tristes y cabizbajos a acurrucarnos sobre el regazo de unas azafatas, a llorar entre pucheros por todo el mal que ha esparcido el señor Lucas al mundo en los últimos años.

Ya no se hacen portadas como las de antes.

 

Necesitábamos algo que levantase nuestra tocada moral rápidamente, así que acudimos al único sitio que sabíamos que no nos iba a decepcionar: RetroMadrid. Ahí estaba yo. Es decir, Twinsen y mi único drugo. O sea Zzzerotime. Estábamos sentados frente a un pimball de 1983, exprimiéndonos las rasureras para conseguir dar cinco golpes seguidos. Buscábamos a alguien que sirviera lacta plus. Leche con velloceta o con dencromina… que es lo que nos apetecía. Eso nos aguzaba los sentidos y nos dejaba listos para una nueva sesión de retro-violencia. Bueno, en realidad no fue así, pero sirvió para recuperar el ánimo después de todo lo sucedido. Por cierto, nunca le estaré lo suficientemente agradecido a todos aquellos personajes anónimos que se dedican a coleccionar, y sobre todo, a exhibir y dejar que cualquiera que tenga interés, pueda experimentar lo que ha sido la evolución del arcade clásico.

Hubo muchas cosas más a las que pudimos jugar, como Sonic Generations, Ninja Gaiden III o Mas Effect 3, e incluso machaqué a un niño de no más de 12 años en un épico duelo Madrid – Barça en el PES 2012. Su madre me imploraba que le dejase ganar puesto que tenía la autoestima muy baja debido a los 30 kilos de más que contenía su cuerpo pero a mi me dio igual y le grité “perdedor” cuando Cristiano Ronaldo celebraba su sexto gol. No me malinterpretéis, lo hice por su bien. Por supuesto también hubo tiempo para charlar con las buenas gentes de Nosplay, que estuvieron realizando un trabajo serio y profesional que muy poco tenía que ver con el nuestro, o con los grandes onvres de The Vault, a quienes declaramos nuestro hamor eterno. Me siento incapaz de acordarme de todo el mundo así que me limitaré a lanzar un cariñoso saludo a todas las gentes que se cruzaron con nosotros y darles las gracias por tratarnos como si de personas integradas en la sociedad se tratase.

EPÍLOGO

Nuestros héroes se despidieron del Gamefest después de haber corrido mil y una aventuras. En sus corazones quedaron grabados cientos de momentos inolvidables y un montón de divertidas anécdotas que compartirían en su madurez con niños pequeños que se encontrasen en los parques. Pero eso es otra historia.

Y para terminar, una galería con lo mejorcito de la feria.

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