Para todos los que crecimos en los 80 la Guerra Fría es el máximo símbolo de molonidad posible. Entonces no lo entendíamos demasiado, pero sabíamos que todo giraba en torno a que alguien, posiblemente un pobre diablo, no pulsase el botón rojo y todo se fuese a la mierda. «Pues vaya molonidad» pensarán. No, no se equivoquen. Estar a tres minutos de la destrucción total tiene cierto componente romántico, sobretodo porque el cine y la literatura se encargaron de enseñarnos que aquellos que sobreviviéramos, y por supuesto yo me apuntaba en esa lista, tendríamos que luchar por los escasos recursos ataviados con crestas y chalecos mientras lucíamos un collar de calaveras montados en nuestros vehículos modificados. Díganme ustedes si eso no era molonidad.
ICBM es casi una versión desde el punto de vista norteamericano y ambientado en un silo de misiles de Papers, Please. Ambos parten sobre la premisa básica de obedecer, y ambos juegan con el hecho de que obedecer sin preguntar nada conlleva una alienación que acaba destruyendo cualquier atisbo de individualidad. En esta ocasión nos ponemos en la piel de un operario llamado Derek Evans en su recién estrenado puesto de operador de misiles nucleares del gobierno estadounidense. Nuestra misión, encerrados bajo tierra en un silo no especialmente cómodo, será mantener la paz o si la cosa se pone interesante… desatar un armagedón nuclear.ICBM ha sido desarrollado por REPVBLIC inspirándose en los clásicos simuladores de MicroProse. El título es tanto una gran broma (fue lanzado el 1 de abril) como una nueva reflexión sobre el sinsentido de la servidumbre militar cuando lo que nos jugamos es la continuidad de la especie. Si están interesados en saber lo que se siente enclaustrado en un silo mientras miran una consola que por cierto es una fiel reproducción de la consola real, a la espera de pulsar el botón que acabará con la humanidad, pueden descargarlo gratuitamente pulsando en el botón que tienen justo aquí debajo. Exacto, nosotros también les proponemos metajuegos.ICBM
