Imagino que todos los que están leyendo esto han «jugado» a Mountain, de David OReilly, ¿no? Si no lo han hecho les invito a que lo hagan. Es el primer (y mejor) simulador de ser montaña de la historia. Una cosa de ésas con las que tirarse un rato discutiendo lo que son o no los videojuegos, pero que al final lo que les dará será un montón de paz interior mientras observan cómo las cosas nacen y mueren y la montaña se cubre de nieve e intercambia estaciones, en un estado de ausencia maravilloso. Mountain no es «jugable» y ahí está su grandeza, no nos permite interactuar más que moviendo la cámara para observar el resto de recodos de la montaña.
Pero imaginemos que quisiéramos coger la idea y darle un barniz de videojuego más clásico, interactuar con la montaña de algún tipo de manera. ¿Por qué no con un snowboard? Desconozco si el estudio Phosfiend Systems y Ben Swinden pensaron en eso a la hora de empezar a trabajar en Fulcrum para la Toronto Game Jam de 2015, pero es la primera relación que me viene a la cabeza. Nosotros mismos cabalgando una tabla de snowboard, surcando una montaña infinita que nunca termina, eligiendo el sendero a recorrer e influenciando en cuál será el próximo tramo según la senda que escojamos. La montaña, inabarcable, sigue siendo la protagonista principal; y nosotros si acaso los cronistas de su belleza.Fulcrum ahora quiere convertirse en un videojuego de pleno derecho, tras el experimento de la gamejam. Tiene una bellísima dirección artística, sumará una banda sonora para la ocasión y dará a elegir al jugador entre distintos tipos de estilo: un descenso alocado, la exploración cuidadosa… todo estará ahí. Todo en una montaña infinita que seguirá extendiéndose cuando dejemos de jugar.
De momento anunciado para PC y Mac, yo lo quiero ya, pero aún no tiene fecha de salida. No duden en que lo encontrarán más pronto que tarde en nuestro calendario indie.Página Oficial
