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Análisis: Tulpa

Análisis: Tulpa 1

El tulpa es una construcción mental, un ente místico creado por un acto de la imaginación y de la voluntad, que adquiere consistencia física. Puede tomar la forma de un animal, un objeto, un edificio, un paisaje o un ser humano. Según el vajrayna, esto es posible porque el mundo, el universo entero, es un flujo de conciencia y, por lo tanto, no hay ningún fenómeno que exista fuera de la conciencia.Encryptique es un pequeño estudio independiente afincado en Larisa, Grecia, una pequeña ciudad al este del país donde, entre otras cosas, murió Hipócrates. El proyecto lo forman dos estudiantes de ciencias computacionales y telecomunicaciones que responden al nombre de Nikoleta Margariti y Georgios Koutsikos respectivamente, y una música que se hace llamar Red Aura. Entre los tres, y con alguna ayuda externa han sacado adelante su primer título, Tulpa, un viaje entre el sueño y la realidad lleno de púzles que me ha dejado sentimientos encontrados.Tulpa es la historia de Ophelia y Oliver, o mejor dicho, la historia de Ophelia y su Tulpa, Oliver, un espíritu creado a partir de la meditación de Ophelia que sin embargo parece haber existido realmente, o al menos así se puede interpretar. Esa es una de las palabras clave de Tulpa, la interpretación, y es que la obra de Encryptique se relaciona con el jugador a través de de la interpretación de éste, puesto que tanto los escenarios como la trama que nos presenta el título se asientan bajo un bello surrealismo del que no concede un respiro en ningún momento, ni siquiera al final.Las motivaciones para acabar o siquiera continuar un juego son múltiples y variadas. Las mías personalmente suelen moverse entre la superación personal y el desarrollo de la trama. Rara vez aguanto una partida si ya he visto todo el gameplay y la trama no lleva a ninguna parte. Tulpa me ha puesto a prueba en este sentido y he de reconocer antes de continuar el texto que si he llegado hasta al final ha sido gracias a su extrema belleza y su corta duración. Esto no quiere decir que el juego sea ni mejor ni peor, simplemente que llegados a cierto punto sentía la necesidad de llegar a algún sitio (narrativamente hablando) y ese sitio resultó ser el final. A mí me vale, pero puede que a ustedes no, así que ténganlo en cuenta.Contrariamente a lo que pueda parecer, los primeros minutos de Tulpa me maravillaron, es más, durante la primera media hora no paraba de pensar que si alguna vez hiciera un juego (eso no pasará, pueden retirar su pistola de mi sien) seguramente sería muy parecido a este. El juego se presenta con un control sencillo en el que ambos personajes deben colaborar para superar los diferentes rompecabezas y avanzar en la trama. Ophelia puede moverse a izquierda y derecha, saltar y arrastar cosas. Oliver por su parte tiene la capacidad de volar y mover ciertos objetos con, digamos, su mente. Si Oliver se separa demasiado de Ophelia ésta perderá la cabeza y ambos morirán, por lo que hay que cuidar la distancia entre ambos personajes.La presentación de un mundo surrealista no significa que los puzles también deban serlo y aquí Tulpa cumple… Durante un rato. Al principio parece claro qué es lo que puede hacer Ophelia y qué es lo que puede hacer Oliver. Resolver el puzle consiste por tanto en descubrir la manera de hacerlo y realizarlo en el orden exigido. El problema viene según avanzas en la aventura y comienzan los puzles trampa, en los cuales te limitas a intentar tocar TODO lo que se ve en pantalla con el fin de adivinar con qué demonios puede interactuar cada uno de los personajes. A día de hoy hay dos puzles que no tengo ni idea de cómo los hice, y vale, nunca he sido especialmente brillante en nada, pero cuando miro muy fijamente la pantalla y entrecierro un poco los ojos suelo enterarme de las cosas y esto no pasó con Tulpa.Si a unos puzles que no acaban de alcanzar el grado de satisfacción exigido le sumas un control que no se encuentra lo suficientemente depurado la cosa se vuelve ciertamente frustrante. Hay una zona en el tercio final de Tulpa en el que para avanzar hay que clavar unos ojos gigantes en unas lanzas para permitir que Ophelia salte entre ellos y los utilice de puente para sortear una más que segura muerte. El salto milimétrico requerido junto con una acción de salto que no responde todo lo bien que debería puede convertir este sencillo reto en una suerte de castigo divino para los protagonistas, viendo como mueren una y otra vez. Problema: el jugador ya no aprecia la preciosa ambientación, la curiosa historia entre los protagonistas y la turbadora y extrañamente relajante banda sonora. Sólo ve a una torpe Ophelia obligándonos a repetir quince veces el mismo tramo de escenario.Todo esto es una verdadera lástima, sobre todo cuando el juego habría funcionado perfectamente sin necesidad de plataformeo ni salidas de tono por el estilo. Tulpa es la captura de imagen perfecta, sus protagonistas, los escenarios, su ambientación… Todo resulta absolutamente evocador, y esa perfecta conjunción de elementos exigía un gameplay que no sacara al jugador de este extraño mundo sino que le ayudase a sumergirse aún más en él. Quizás con este cambio la duración habría pasado de las aproximadamente dos horas que tiene actualmente a poco más de una, pero la experiencia hubiera resultado mucho más satisfactoria.Tulpa es la relación perfecta de una noche. Su belleza es espectacular y destila misterio y encanto por cada uno de sus píxeles. Puedes disfrutar de él sin demasiado esfuerzo y en el momento en el que sus defectos comienzan a hacerse lo suficientemente evidentes como para pensar que quizás no deberías haberle dado tu teléfono tan rápidamente, desaparece y se acaba. Personalmente estoy deseando ver hasta dónde son capaces de llegar estos griegos.