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Análisis: Sonic Generations

Análisis: Sonic Generations 1

Veinte años después del nacimiento de la mascota más emblemática de la factoría Sega, su principal desarrolladora, el Sonic Team ha querido celebrar por todo lo alto el cumpleaños de su criatura azulada trayéndonos un título que hará las delicias de todos aquellos que hayan seguido la trayectoria del erizo azul a lo largo de su historia. No podemos hablar de que Sonic Generations sea un juego nuevo de Sonic, sino más bien que ha sido un movimiento muy común estos días en la industria del videojuego. Nada más ni nada menos que un refrito de toda su trayectoria. Pero a pesar de su condición, no podemos hacer otra cosa que rendirnos ante la majestuosidad que emanaba en este personaje en sus primeros años. Este juego nos lo recuerda, quitándonos desde el principio la idea de que estemos ante un refrito o sacacuartos con el nombre de Sonic. No, señores. Estamos ante el mejor regalo que se le podía hacer a este erizo y a toda su legión de fans que le han seguido desde el principio.

Lejos quedan las pretensiones del Sonic Team en tratar de ofrecer nuevas ideas o de hacer nuevas reinvenciones o de absurdos añadidos a las capacidades de nuestro erizo azul. A lo largo de estos últimos años, concretamente después de la salida para Dreamcast de los Sonic Adventure, hemos visto como el erizo tropezaba y caía en pozos cada vez más hondos por no saber implementar una mecánica solida a la jugabilidad de un Sonic en 3D. Se ha tratado de hacer con todo tipo de artificios: Anillos, espadas, transformaciones en lobo… únicamente se salvan la incorporación de los Wisps, cuyo uso pudimos ver el año pasado en el muy notable Sonic Colours para Wii y Nintendo Ds. Y es que parece ser que fue durante el desarrollo de éste último título, donde los buenos del Sonic Team tomaron consciencia de que había que devolver a Sonic a su vertiente más clásica.

Sonic Generations no es un juego nuevo. Es la remodelación o actualización de algunos de los niveles más emblemáticos de todos los juegos que se han gestado de la mascota de Sega. La trama argumental ya es toda una declaración de intenciones, con un Sonic celebrando su vigésimo cumpleaños con sus amigos cuando son atacados por una criatura que provoca una paradoja espacio temporal que lleva a la desestabilización de los mundos y con la desaparición de los amigos de Sonic. En esta desalentadora situación, nuestro puercoespín deberá colaborar con su propio alter ego del pasado, aquel Sonic regordete y mudo, para traer de nuevo el equilibro de los mundos. Una trama bastante simplona pero con un punto de vista bastante entrañable y bonachón. Una genial excusa para revivir los niveles de la historia de Sonic.

Estaremos en una especie de limbo, carente de todo color, que conecta los diferentes mundos, que como ya habréis adivinado, se tratan de los niveles que deberemos recorrer. Estos niveles los conforman algunas de las fases más emblemáticas de todos los juegos de Sonic que han salido a lo largo de su historia. Eso quiere decir que podremos rejugar al inolvidable nivel Green Hill del primer Sonic the Hedgehog de 1991 e incluso al Chemical Plant de su segunda parte, ambas entregas de Mega Drive. Pasando también por niveles como Speed Highway City Escape de los Sonic Adventure, junto con niveles surgidos de aquellos títulos de Sonic más discretos como el Sonic the Hegdehog del 2006, Sonic Unleashed y el más reciente Sonic Colours.

Cada uno de los actos o niveles deberán ser jugados tanto desde el punto de vista del Sonic clásico como del moderno. El desarrollo del primero será con fases en scroll lateral, completamente en 2D, incluyendo las habilidades específicas que siempre tuvo el personaje. Por su parte, el Sonic moderno recorrerá todas las fases en 3D con la cámara siempre detrás del personaje y con sus ya habituales habilidades como correr más deprisa con el turbo. El hecho de que debamos superar las fases con cada uno de ellos es donde encontramos el mayor encanto del título, pues podremos jugar, por ejemplo, a niveles clásicos como Green Hill con el Sonic clásico, donde únicamente veremos una mejora grafica, manteniéndose completamente la misma estructura del nivel como lo fuera en 1991 y luego jugarla a cómo sería la fase si la jugáramos con el Sonic moderno, es decir un Green Hill reinterpretado en 3D. Lo mismo se puede aplicar con las fases del Sonic Moderno, que han sido adaptadas a las 2D para el Sonic clásico. Esta reinterpretación de fases resulta genial gracias a su gran acabado y adaptación de ambas vertientes o formas de jugar, por no hablar de lo conmovedor que llega a ser rejugar esos clásicos niveles con esta renovación gráfica.

Así pues, una vez hayamos recorrido una serie de actos bajo las dos perspectivas, en cada mundo o acto se desbloquearán una serie de desafíos que merecen su atención. Dichos desafíos son muy numerosos y únicamente es obligatorio el completar uno sólo por cada uno de los mundos para desbloquear una llave. Con estas llaves accederemos a los jefes finales de cada acto. Así pues, deberemos recolectar tres llaves en cada acto, cumpliendo tres desafíos, uno por cada mundo, para desafiar al jefe y pasar al siguiente acto. Pese a que son optativos, insuflan una cantidad de horas de juego adicional muy generosa, permitiéndonos además desbloquear bocetos y demás piezas artísticas que componen el título. Dichos desafíos ofrecen diversas temáticas, como superar un nivel con un solo anillo, superar carreras contra nuestro doble, recolectar más animales que nuestro rival, derrotar algún mini jefe… Son rematadamente variados y muchos presentan un acabado y diseño que roza el sobresaliente, otros, en cambio, son solo correctos. Otro detalle a tener muy en cuenta es que todos y cada uno de ellos pueden ser superados tanto con el Sonic clásico como con el moderno, multiplicando las horas para superarlos todos y, cómo no, en diversión.

El juego no ofrece una duración muy extensa, de hecho, sabe a poco si sólo nos aventuramos a superar su trama principal. Sin embargo, el cumplimiento de todos sus desafíos alargan considerablemente de la esperanza de vida de este Sonic Generations. Eso por no hablar del tema de las clasificaciones y el de desbloquear extras.  Uno de los punto por los que siempre se han distinguido los títulos del puercoespín de Sega era el de superar nuestra clasificación para obtener la ansiada nota S. Y es que mientras que al principio es bastante asequible el obtenerla, a medida que vayamos avanzando se convierte en todo un reto. Por no hablar que cada uno de los actos esconden una serie de secretos que si los encontramos, accederemos a más material extra. Por lo que la diversión y la duración del título se extienden generosamente si sabemos exprimirlo. Y es que la genialidad de un Sonic no es la de superar sus niveles, sino superar nuestra marca y conocer y descubrir cada uno de los recovecos y secretos que aguardan cada una de sus fases. Conocer cada uno de los rincones que conforman los magistrales niveles de Sonic Generations es tanto un reto como un placer gracias a su magnífica estructura.

¿Y qué desbloqueamos al llevar a cabo semejante tarea? La mayoría son bocetos, escenas de video e incluso melodías de toda la historia de Sonic. Podremos escucharlas incluso en un nivel determinado siempre que queramos mientras lo estamos jugando. Por si fuera poco, con la puntuación obtenida podremos acceder a una tienda para comprar nuevas habilidades para nuestro erizo azul que nos aportaran ventajas jugosas según los niveles. Sin embargo, no podremos llevar equipadas todas las habilidades. Tendremos que analizar dependiendo de la naturaleza de cada fase cuáles son las habilidades que nos pueden resultar más beneficiosas para superarlas con la mayor puntuación. Las hay de muchos tipos, desde correr más rápido, que los anillos tarden más en desaparecer si somos dañados, quedarnos de pie después de una caída…Otro detalle no menos importante es que se ha incluido en el mismo disco, aunque antes deberemos desbloquearlo, el original Sonic the Hedgehog lanzado en 1991 para Mega Drive, todo un tributo a aquellos que hayan seguido a la mascota de Sega desde sus inicios.

Hay que matizar un aspecto muy importante. Sonic Generations, como ya se ha dicho unos párrafos más arriba, no es un nuevo juego de Sonic en sí, sino un homenaje que recorre toda su trayectoria, tanto para lo bueno como para lo malo. Ello conlleva que del mismo modo que podremos revivir aquellos míticos niveles de sus inicios, cuando Sonic estaba en el máximo apogeo, también jugaremos a aquellos niveles de aquellos juegos más discretos que sumieron al puercoespín en la decadencia más absoluta. Por lo tanto, encontraréis que los actos pertenecientes a su segunda mitad no son tan buenos como cabría esperar, pegando un bajón considerable, al menos si jugamos con el Sonic Moderno. Y es que aparte de los Adventure, Sonic nunca supo adaptarse del todo bien a la mecánica 3D. Es por ello también que los más nostálgicos echarán de menos más fases del Sonic clásico en lugar de tener que jugar a fases pertenecientes a juegos que no le hacen justicia a nuestro erizo azul, pese a que se han adaptado bastante bien para el Sonic clásico. Y es que como ya se ha remarcado, este título es todo un homenaje a su historia, tanto en su auge como en su declive, para lo bueno y lo malo, con todo lo que ello conlleva.

Gráficamente, es un juego resultón, donde destaca su colorimetría y su alegre acabado. Con mención aparte al magnífico lavado de cara de sus fases más imperecederas que ya cuentan con 20 años a sus espaldas. Sin embargo, es una lacra que no se pueda jugar a 60 frames por segundo y que incluso en momentos pueda haber ralentizaciones cuando vayamos muy acelerados y haya una mayor carga poligonal. Son defectos que en cierto sentido, pueden llegar a empañar ligeramente la experiencia de juego. El apartado sonoro derrochará más de una lágrima a los nostálgicos. Todos sus temas clásicos han sido remasterizados con un gran nivel de calidad. Incluso cuando recorramos los mundos, según con qué Sonic juguemos, la banda sonora se modernizará o tendrá un acabado más antiguo. Resulta curioso ver las versiones clásicas ahora más modernas y las versiones más actuales con un filtro más antiguo. Aquí los fans se emocionarán irremediablemente. El juego ha sido completamente doblado al castellano y es sorprendentemente ejemplar. Tiene un toque ligeramente aniñado e infantil, en sintonía con la sencillez de su argumento. Pero no se puede negar que el registro de voces casa perfectamente con cada uno de los personajes. Un gran trabajo es toda su faceta sonora, incluso memorable.

Paradójicamente, siempre nos quejamos de la falta de novedades. Sin embargo, el devolvernos al Sonic más puro  y clásico es el que le devuelve a todo su añorado esplendor, alejado de demás elementos u otros artíficos que provocaron la caída de la mascota de Sega. Sonic Generations nos recuerda porqué amamos tanto a este personaje pese a sus altibajos. Estamos ante un pleno y rotundo homenaje de lo que ha sido la trayectoria de este erizo, tanto para lo bueno como para lo malo. De todos modos, se dice que algo a alguien se le quiere por sus defectos, ¿no es así? Olvidaos de falsas pretensiones o de un título oportunista. El juego es toda una declaración de intenciones del Sonic Team para homenajear a su puercoespín a toda aquella legión de seguidores nostálgicos que llevan jugando a sus juegos des de 1991. Ello no quiere decir que los neófitos no vayan a disfrutarlo, pero no tendrán ese mismo impacto que se experimentó hace ya veinte años. Con un control exquisito, un desarrollo largo en duración y un genial diseño de niveles, Sonic vuelve por todo lo alto para recordarnos su grandeza, plagada de homenajes. Los más nostálgicos, jugad junto con un paquete de Kleenex.