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Análisis: Dark Souls II

Análisis: Dark Souls II 1

Contigo aprendí…… que existen nuevas y peores emociones.

Los chicos de From Software nos han vuelto a llevar al más oscuro pozo del odio y la desesperación. Desde hace escasos dos meses en la versión para consolas y poco menos de un mes en la versión para sobremesas, podemos disfrutar de una secuela más de la saga Souls. Aunque esta vez sí, por ser secuela a nivel de las mecánicas establecidas en Dark Souls, le han puesto un dos en el título. Por eso y poco más, para no soltar spoilers, porque aunque tenga un dos, Dark Souls 2 no es una continuación propiamente dicha, ni siquiera se sitúa en el mismo sitio que el primero. De hecho, lo primero que haremos no será configurar nuestro personaje, sino empezar a adentrarnos en el oscuro y post-apocalíptico reino de Dangleic. Y aquí es donde comenzamos a ver cambios. Un viajero cubierto de harapos, maldito una vez más con la condena de ser un No Muerto, que empieza a no distinguir bien sus recuerdos, fruto de la desdicha que lo asola. Nuestros primeros pasos no serán a espadazos, sino para acostumbrarnos al más ligero control del personaje. Si ya has jugado a los anteriores, todo te resultará de lo más familiar, pero con una mayor sensación de estabilidad. En un encuentro con unas brujas será donde por fin nos quitaremos los harapos para, esta vez sí, configurar a nuestro personaje. ¿Y lo próximo? La recurrente mazmorra tutorial.

Contigo aprendí…… a conocer un mundo nuevo de frustraciones.

En Dark Souls 2 han apostado por hacernos sufrir un poquito más, o por lo menos intentarlo. Y es que, hasta conseguir cierto objeto, veremos mermada nuestra barra de vida cada vez que muramos en el estado de Hueco, recurriendo un poco al recurso utilizado ya en Demon’s Souls de “extirparnos” un pedazo de vida pero dando un pasito más hacia el hijoputismo. Como en Dark Souls, si nos movemos por el mundo en estado Hueco no podremos disfrutar de las virtudes del modo on-line, ni de la mano que nos podrían echar los NPC invocados frente a los jefes. Pero esto ya casi no nos hace falta, ¿verdad? Porque ya somos demasiado machos y con dos juegos a nuestras espaldas nos vamos a comer el mundo, ¿no? Pues un poco sí y un poco no.

Si bien es cierto que Dark Souls 2 me ha parecido el más fácil hasta el momento, también tiene ciertos jefes que nos harán querer arrancarnos los ojos o destruir todo lo que tengamos a mano (como cierta pelea contra tres, sí, has leído bien, tres centinelas a la vez). Lo que sucede es lo que he comentado más arriba, el que menos ya tiene a sus espaldas una media de setenta horas de experiencia y, quieras que no, eso cuenta. Por mucho que los chicos de From Software pretendan que ahora los objetos que venden los NPC sean limitados, o que los enemigos no reaparezcan pasadas un número determinado de muertes, o que las armas se rompan con tanta facilidad que pareciera que peleas con armas de papel en lugar de metal, nada de esto es suficiente para reducir al elemento más importante para enfrentarse a un Souls: la experiencia.

Aprendí…… que estas almas tienen más de siete vidas,

a hacer mayores mis contadas alegrías,

y a ser furioso yo contigo lo aprendí.

En Dark Souls 2 los jefes juegan un papel mucho más importante que en los dos anteriores. Y es que a lo largo de las cincuenta o sesenta horas de juego que se necesitan para completar la aventura principal, la más larga hasta el momento, nos veremos las caras contra unos treinta de ellos. La mayoría son bastante más sencillos que todo lo que hemos visto hasta la fecha, pero sí que habrán tres o cuatro que nos harán tener que darlo todo o más en la batalla. Esto tiene un lado bueno y un lado malo. El bueno es que los jefes son lo que realmente dan vida a este juego, lo que nos mantiene con ganas para movernos de una hoguera a otra. Lo malo es que, a mi parecer, en este título son tantos que en el último tramo de juego he tenido la sensación de estar ya “atragantado” de tanto jefe. En serio, en el último tramo de juego peleas contra más jefes que enemigos normales.

En el apartado musical, sigue la línea de lo visto hasta la fecha. Salvo en las luchas contra los jefes, apenas contamos con un par de temas musicales, uno de ellos en Majula, algo así como nuestra base de operaciones y otro en un escenario donde ciertas damas cantan eternamente. De resto, cero música, ya que desde From Software siguen queriendo que prestemos más atención a lo que sucede en la pantalla que a lo que sale por el altavoz y cualquier elemento extra podría hacer que muriésemos al torcer la siguiente esquina.

Contigo aprendí…… a ver la luz al otro lado de la hoguera.

Y es que en Dark Souls 2 tenemos como novedad las antorchas, que nos darán un tiempo limitado de luz. Desde las hogueras podremos encenderlas (o con unos objetos especiales) y serán fundamentales para atravesar ciertas zonas del juego ya que, a parte de la visibilidad, hay ciertos enemigos a los que la luz les provoca auténtico temor. Y hasta aquí lo bueno de las antorchas porque, cómo no, nos sacrificarán la mano izquierda, lo que nos hará tener que elegir entre visibilidad y defensa.

En cuanto a las hogueras, en ellas seguiremos pudiendo sentarnos a descansar, guardar objetos en nuestra caja infinita, aprender hechizos y quemar ciertos objetos que, por ejemplo, nos mantendrán el mundo defendido de las invasiones de jugadores enemigos, o nos reforzarán los frascos de estus.

También se sustituye la humanidad de Dark Souls por esfinges humanas, el objeto que nos hará abandonar nuestra forma de Hueco, aunque en Dark Souls 2 ya no sirve para aumentar los frascos de estus. Para ello, deberemos entregarle a cierto personaje los fragmentos de frasco que iremos encontrando a lo largo de la aventura.

Como nota negativa, a mi parecer, en Dark Souls 2 contamos con el viaje entre hogueras desde que comienza el juego, lo cual le resta esa sensación de “agobio” que producía Dark Souls cuando llevabas cuatrocientas mil almas encima. Además, aquí solamente se puede subir de nivel acudiendo a cierto personaje, retomando el papel de la bruja de Demon’s Souls.

Contigo aprendí…… que tu presencia yo la cambio por cualquiera.

Del bajonazo gráfico no voy a pronunciarme demasiado, ya que yo no seguí muy de cerca el hype originado en torno al lanzamiento del juego. Es cierto que a nivel gráfico tiene cosas que hacen que se note que la actual generación ya no da más de sí, pero también es cierto que tiene paisajes impresionantes, como por ejemplo el nido de los dragones. Así que sí, el downgrade te puede resultar incómodo, pero solamente durante las primeras horas de juego (habiendo jugado al título en PS3, claro).

En cuanto al on-line, para quien le guste la experiencia resultará positiva. A mí me sigue pareciendo un lastre no poder desconectarlo y ser invadido por un jugador (¡o más de uno!) en un punto álgido de mi viaje. Me conformaría con una opción al comienzo del juego que me dejase elegir si quiero multijugador o no.

Aprendí…… que puede un pozo ser más negro y más profundo,

que voy a irme ahora mismo de este mundo.

Morir. De eso ha ido siempre la saga Souls. Y de eso vuelve a ir en este juego, aunque salvando las distancias. Porque la muerte es el hilo conductor que conecta este universo. La muerte y la maldición de la No Muerte. Es, como todos ya sabemos, el elemento narrativo central en torno al juego. Aunque, por suerte, en Dark Souls 2 han refinado el control y apenas tendremos la sensación de frustración de haber muerto por un motivo estúpido o poco creíble. Aquí, en un 90% de los casos, moriremos porque no fuimos lo suficientemente rápidos, lo suficientemente ágiles o lo suficientemente fuertes.

Las cosas malas yo contigo las viví.

Y ahora voy a hablar de la que, a mi parecer, sigue siendo la gran asignatura pendiente de la saga Souls: la historia. Es una pena, porque aunque desde From Software se nota que han hecho un mayor esfuerzo por introducir una mayor carga argumental, al final la historia se reduce a pinceladas, conversaciones con NPCs y visiones de lo que pudo pasar en este reino. Y digo que es una pena porque Dangleic sí que me ha parecido, de los tres reinos vistos hasta el momento, el más rico e interesante.

A título informativo, se merecen un suspenso rotundo los que se han encargado de la traducción al español del juego porque por momentos he tenido la impresión de que los textos los habían metido en el Google Translator y vía, que hay cositas que hacen llorar al mismísimo niño Jesús…

Y contigo aprendí…

En líneas generales, los chicos de From Software se nota que en este juego han estado escasos de ideas. Se repiten objetos, situaciones, trampas… ¡y hasta jefes! Han hecho un buen trabajo, pero desde luego yo no recordaré Dark Souls 2 como el mejor de la saga, ni el más difícil, sí el más largo y, tal vez, el más tedioso. Tiene puntos que lo hacen brillar con luz propia, pero están empezando a verse coartados por su propia creación. Es cierto que van dejando el listón alto, pero deben romper sus propios moldes porque si no, el futuro Project Beast va a caer en el saco del “más de lo mismo”.

… que yo MORÍ el día en que te conocí.

  1. Gran análisis compañero, aunque hay cosas que no coincidimos.

    Estoy contigo en que no es el mejor, de hecho me parece peor que su primera parte. La pincelada que das sobre los jefes finales es clave. Mientras que en el primero habia varias batallas épicas (ya desde el principio en la carcel) en este no he tenido ese sentimiento nunca. Por ejemplo los dragones me han parecido un adorno más que un reto.

    Yo tardé un poco más de 60 horas en completarlo con todos los secretos (de nivel normal, ahora a por el NG+). Muchas veces fue un simple paseo entre enemigos muy repetidos. Tampoco los escenarios me han generado pasión.

    En cambio el modo online a mi me encanta. Me ha parecido mejor que la primera parte y tiene momentos geniales. Siempre hay esos problemas de lag en que te matan sin saber de donde salen o que te quedas atrapado entre dos enemigos sin posibilidad de salvación, pero en general está muy bien conseguido. Quizás ampliado por esa cantidad enorme (y a mi parecer absurda) de enemigos finales.

    Si bien puede parecer que lo pongo como un mal juego, todo lo contrario. Dentro de lo que sale en la actualidad es una maravilla, pero parece que ha sido un cajón de sastre donde han metido ideas sueltas del primer DS y al parecer tambien de Demons. Por suerte en PC la cosa gráfica mejora gracias a los benditos mods.

  2. Con el primero llevo ya cien horas y aún no lo he acabado, aunque me faltará poco; soy lento jugando, me gusta ir poco a poco, probar muchas cosas y empezar de nuevo con otro personaje, incluso. Cuando juegue a esta segunda parte ya comentaré mi parecer, porque cada vez compro menos juegos, pero este es de los que considero imprescindibles.

  3. Yo no quería empezar el NG+ porque quería primero pegarme la empachada y acabármelos los tres de corrido, que lo he hecho, ¿eh? En 3 meses, así, sin vaselina.

  4. Ayer acabé Dark Souls y ahora lo jugaré de nuevo con otros personajes y un amigo que lo compró este fin de semana. Por cierto, qué rabia me da que me invadan personajes de nivel bajo en el Burgo de los no muertos con magias, armas y poder extraordinario; no sé cómo lo hacen pero así es imposible jugar.
    Cuando Dark Souls II esté por menos de diez euros lo compraré. Mejor dejar pasar un tiempo entre uno y otro para no aburrirlos, y eso que me ahorro, de paso.

  5. Creo que hay un pacto en Majula que te aumenta la dificultad y te anula la interacción online, en una losa que se encuentra bordeando la costa… De la traducción al español, personalmente, no tengo queja, estoy jugando a la versión 1.08 de ps3, así que a lo mejor la han modificado… El arranque es más lento que el del primero, es cierto, y está menos logrado, es más tópico, el primer enemigo final (último gigante) no causa ni la mitad de impacto que el segundo semiboss de la primera entrega (el minotauro). Supongo que todo ello es debido a que es más largo… Aunque al principio me quedé estancado, por último me parece más fácil que la primera entrega… Sí está conectado con la primera entrega, aparece el Matadragones, que vale que en el primer Dark Souls iba acompañado, pero es que en éste me lo cargué a la segunda y solo. Los gráficos de Ps3 no hacen el juego injugable ni mucho menos, me gustaría ver como se ve la versión pc en una tele de 49 pulgadas, por ejemplo. Y lo digo no porque consideré que la versión de consola sea mejor… pero los pceros tienen manía a exagerar, como un youtuber que decía que la versión de pc era 80 veces mejor, que se veían partículas que no se apreciaban en la versión de consola, yo estoy jugando a la versión de ps3 y se ven la mismas partículas (cenizas flotando en el aire) en la misma zona y con misma iluminación sin ninguna caída de framerate… En fin. Gran juego. El primero es épico, estamos hablando de bosses como Quelag y zonas impresionantes, no por gráficos sino por concepto… El dos no produce las mismas sensaciones pero estéticamente no lo desmerece. Quizás quien no haya jugado al primero tenga una mejor impresión del segundo. Imprescindible de todos modos.

  6. A mi me parece que la ausencia de diálogos es lo que hace grande a la saga souls… Más en el primer Dark, es lo que mantiene el agobio, meter un exceso de diálogo y/o de historia es como si en CUBE te dijeran de que va la historia… En Dark Souls eres un no-muerto pero bien podrías ser un tío que ha caído en otra dimensión, no sabe ni por qué ni como ha llegado ahí y busca la manera de salir de ese mundo, a la manera de Alicia en el país de las maravillas o Dentro del laberinto, sólo que en un mundo mucho más siniestro y agobiante… Si se introdujesen demasiados diálogos o historia esa sensación se perdería. Por lo tanto, tanto si se debe a un sacrificio para aumentar la libertad y las posibles consecuencias de nuestras acciones como si no, su ausencia me parece perfecta, no es un lastre. Si bien es cierto que, hasta el momento, en esta segunda entrega los npc parecen estar de adorno y que los diálogos pecan de excesiva agilidad narrativa. También es cierto que se esperaba que en esta segunda entrega se aclararan cosas de la primera… pero por lo que decís, eso no va a pasar.

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