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Análisis: Betrayer

Análisis: Betrayer 1

En el imaginario popular la Historia es blanca y negra.

Hemos llegado a tener tal asimilación entre los conceptos blanco y negro y pasado que ya es muy difícil despegar esa idea de nuestras mentes. Muchos de nosotros no concebimos la Historia en color y nos cuesta asimilar que hubo en el recuerdo pasados mucho más coloridos que el presente, únicamente falta recordar que a través de estudios de restos de pigmentación en las rocas del Partenón se demostró que este, probablemente, hubiera tenido un fuerte color rosa. Los castillos medievales se encontraban pintados y encalados de blanco y las catedrales enseñaban en su interior unas coloridas decoraciones. Todas las estatuas que vemos en los museos de blanco reluciente cuando fueron concebidas fueron pintadas por grandes artistas. Sin embargo cuando estas se encontraron, al desentarrarlas, el color se había perdido y aquellos que las vieron por segunda vez creyeron que siempre habían sido así, blancas y negras. En definitiva, el blanco y negro nos retrotrae al pasado irremediablemente.

Sin embargo no solo nos evoca al pasado el blanco y negro, también nos evoca ambientes sórdidos, alejados de la mano de Dios, peligrosos al fin y al cabo. El epítome de esta sentencia es sin duda el cómic de Frank Miller Sin City. En esta obra, centrada en el género negro que tan buenos ejemplos del uso del blanco y negro posee con obras como el Halcón Maltés, nos sumerge en unos ambientes que hacen gala de los adjetivos realizados anteriormente, el mundo de Sin City es un mundo peligroso, alejado del costumbrismo del ser humano donde se reúnen seres capaces de todo por conseguir lo que quieren. Tal es así, que el blanco y negro únicamente conoce una concesión en las páginas de Sin City, el rojo. El rojo aparece en los labios tentadores de mujeres tentadoras y en la sangre de aquellos que están a punto de morir. Y es que es en el cómic donde el blanco y negro ha alcanzado una mayor popularidad gracias a la expansión de obras como The Walking Dead donde de nuevo nos vuelven a sumergir en un mundo apocalíptico, lleno de peligros y amenazas. En definitiva, el  blanco y negro nos recuerda poderosamente a dos conceptos, el pasado y el peligro, dos conceptos que se unen con maestría en Betrayer.

Betrayer es un FPS de mundo abierto en primera persona que sitúa al jugador en el Nuevo Mundo, en América, durante el siglo XVII. De hecho el título comienza cuando el barco que debía transportar al jugador a una colonia en Virginia naufraga y despide a sus tripulantes a una desierta costa llena de cajas y cofres donde buscar tus primeros recursos. La influencia de títulos como The Elder Scrolls V: Skyrim o Dishonored es más que evidente, ya que podremos hacer acopio de recursos y manejaremos al personaje como si de un título de rol se tratara, en primera persona. Sin embargo la costa donde hemos arribado esconde ciertos secretos, unos ídolos de madera dan la bienvenida al jugador mientras asciende por un camino, una flecha se atraviesa en su destino, una misteriosa mujer de rojo nos acecha desde las alturas. Desde ahora en adelante todos serán interrogantes que arrojarán al jugador a un mundo misterioso, lleno de secretos que tendrá que ir desvelando poco a poco mientras avanza en la trama.

La empresa desarrolladora detrás de Betrayer es Blackpowder Games. Está formada por antiguos miembros de Monolith Studios, conocidos por crear títulos de alto calado como F.E.A.R., o el clásico Blood. Dos propuestas que supusieron un antes y un después en dos temáticas diferentes, la primera el terror en los FPS y la segunda en el tratamiento del gore y el terror dentro de los FPS en un tiempo casi iniciático del género, ya que las principales referencias para este último título fueron juegos como Doom o Heretic. Por tanto no es de extrañar que en su primer proyecto en solitario, estos antiguos trabajadores de Monolith apuesten por el terror y la intriga en blanco y negro para sorprender al público y reconciliar a los antiguos seguidores de su antigua compañía.

Técnicamente el título luce espectacular, aunque hemos tenido ciertos problemas en hacerlo funcionar correctamente en un ordenador de gama media alta. El blanco y negro no empaña los detalles, sino todo lo contrario, se muestras como una valiosa herramienta de inmersión al jugador en la trama. Esta inmersión es aún mayor gracias a al aparato sonoro, aunque mejor dicho, a la ausencia casi total de efectos sonoros, acentuando aún más la idea de desamparo y pérdida en un territorio que aparentemente resulta hostil.Durante los primeros compases del título no será descabellado pensar más en Dishonored que en The Elder Scrolls V: Skyrim y echar mano del sigilo como arma fundamental, hecho que se consolida al conocer que, al igual que ocurre en The Last of Us contamos con un botón que nos permite “oir” lo que sucede alrededor. Una vez el título se vaya desarrollando y comencemos a adentrarnos en sus mecánicas podremos echar mano de tiendas donde poder comprar diferentes armas y herramientas e incluso hechizos para llegar a sobrevivir en un territorio que ha sido asolado por una misteriosa enfermedad. Y es que el título, bajo la primera apariencia histórica se nos mostrará como sobrenatural, jugando con el jugador a la sorpresa y la intriga, obligándonos a continuar en nuestros asientos para descubrir que es el lo que realmente ocurre en aquellas tierras.

Una de sus mejores bazas y que ha sido criticada en otros medios, es la ausencia total de misiones u objetivos. Este hecho, a nosotros (a mí), se nos antoja un verdadero acierto ya que entra dentro de la ambientación del título y de su intención de sumergirte en un ambiente de terror y desasosiego, aspecto que se acentúa potencialmente cuando uno no sabe exactamente donde tiene que ir ni que tiene que hacer. Lamentablemente esta práctica también obliga a repetir diversas acciones hasta dar con la tecla que haga avanzar la historia, perdiendo una parte de su encanto al convertirse en algunos momentos en repetitivo.

Resumiendo, Betrayer es una verdadera joya de la intriga y el suspense, un título de supervivencia y terror en blanco y negro con algunos tintes en color rojo que sabe aunar muchas referencias e influencias aquí mentadas para presentar un proyecto diferente e innovador que sumergirá al jugador en un mundo desolado, en blanco y negro, perdido y asediado por una extraña plaga que hace enloquecer a los que la padecen. Un título que sabe en que época se ambienta y no duda en presentar las desventajas de las armas de fuego como la lenta cadencia de disparo como un elemento a tener en cuenta a la hora de escoger armas, y que obliga, por tanto, al jugador a escoger un camino, el de la acción directa, muy poco recomendable, o al de la acción sibilina, el sigilo, mucho más recomendable.

De todos modos, un título a tener en cuenta para todos aquellos aficionados a los FPS y los juegos de terror.

  1. Me da un poco de pena leer que necesita muchos recursos, porque tengo muchas ganas de darle fuerte y un PC mierder que seguro que va a morir pasada la pantalla de inicio. Me gusta que no tenga misiones ni objetivos, creo que no casaría demasiado bien con ese ambiente tan brutalmente envolvente, ¿no?

  2. Quizás no necesite tantos recursos, lo jugué en un ordenador que llevo semanas queriéndolo formatear porque solo da problemas, quizás tuviera algo que ver, así que inténtalo, quizás te funcione bien, sin duda alguna es una experiencia. Si te gustó Dark Messiah of Might and Magic este te gustará seguro. Y si, sin duda alguna su ambientación es su mejor característica y poder pasearte por el escenario con el único fin de explorar es realmente increíble.

  3. Me recuerda la estética a la peli El Bosque que aunque no es en blanco y negro el rojo del «bicho» que acojonaba es el sello de identidad de las partes de «miedo» de la peli y a parte también está «ambientado» en la época colonial americana.

  4. Honestamente no he utilizado El Bosque como referencia porque no la he visto, pero de ser así la influencia entonces es innegable ya que gran parte del juego trascurre en un medio vegetal bastante poblado. Esa época daría para grandes juegos, como ha demostrado la joya «indie» Expeditions: Conquistador, sin embargo continua siendo un terreno baldío para las grandes producciones del videojuego. Muchas gracias por tu comentario!

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